Descripción
Después de haber estado muy ilusionado a causa del descubrimiento de la inmortalidad, para Oscar Bendeiro fue fraguada una gran irrisión dentro del jardín de espesas vegetaciones en que se sucedieron los hechos, donde minutos antes había quedado boquiabierto junto a su esposa. Su rostro fue como una página en blanco que captó en densidad las cosas inexplicables, detalles extraños que surgieron después de los crujidos de ramitas que se partieron porque alguien las pisó. No fue algo tan convincente ni instructivo, pero sí perfectamente observable; se trató del primer intento de coexistencia de dos mundos imposibles de conciliar. Entonces las pobres palabras fueron instantáneos miedos y las frases originaron un principio de terror. Oscar percibió que el más allá era mucho más complicado de lo que parecía y no siempre se atenían al sentido común. Era la inmanencia que a veces se derramaba con vacuidad en actos desesperanzados. Hubo traumas físicos, razonamientos que no fueron bien explicitadas y una crucifixión por oscuras y horribles ambiciones. El cuerpo de un extinto podía ser el lenguaje, pero también el veneno de una generalizada sospecha, porque en ese día los moldes de Oscar fueron puestos a prueba por las agudas palabras que salieron de la boca de un muerto que desafiaba las creencias ordinarias. Estas innovaban y esclavizaban, y se convirtieron en trampas que se hacían pasar por malabares lingüísticos. Relato, 28 páginas.
Daniel Rood - martes, 27 de febrero de 2018
Daniel, tus novelas son base de cultura.Felicitaciones nuevamente!!
RE:
daniel bernardo grimberg - miércoles, 28 de febrero de 2018
¡Gracias Daniel por tu importantísimo apoyo!