Descripción
Cleófilo yacía desnudo en un lecho de patas de bronce, cubierto con sabanas de color púrpura ricamente orladas. En la flor de la juventud y hermoso de cuerpo y rostro como era, hubíerase dicho que era un dios, si no fuera porque los felices dioses no conocen el mudo silencio ni la rigidez de la muerte; en verdad, la lividez cerosa del gusano se extendía por su otrora broncínea piel y amoratados estaban ya sus labios y el contorno de las cuencas de sus ojos, que, abiertos y sin brillo, se hundían en el semblante pálido y no dejaban de fijarse, sin ver, en el artesonado del techo.
L.N. Morales - jueves, 12 de abril de 2018
Fascinante, con escencia de Allan Poe. Un relato que te sumerge en la historia. No tengo mas que decir, es simplemente prólijo, ameno e interesante. Mis más sinceras felicitaciones. Nos leemos luego.
Molpadia - jueves, 5 de abril de 2018
Gracias por las lecturas y las críticas.