Descripción
A veces nos enamoramos de personas que no podemos tocar. Que están tan lejos que no nos queda sino soñar, reordenar nuestra rutina y hacer que ese cachito de tiempo que antes invertíamos en un aparato electrónico, se convierta en un modo de vida. Yo la amé. Aunque en el medio me di cuenta que no sólo éramos dos; nuestra relación estaba llena de personas al otro lado del teléfono.
Para comentar, hay que estar registrado