Descripción
Habían pasado años sin verse, pero el destino los reunió de nuevo, encendiendo una llama que nunca se había apagado del todo. Pedro y Fabiola se entregaron al deseo sin reservas, dejándose llevar por sus instintos más primitivos, liberando toda la pasión contenida durante tanto tiempo. Los labios de Pedro devoraban los de Fabiola con una urgencia casi desesperada, como si cada beso fuera el último. Ella, con las manos ansiosas, comenzó a acariciar su miembro, sintiendo cómo se endurecía bajo su toque, preparándose para adentrarse en ella y saciar el ardiente deseo que ambos compartían...
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