Descripción
¡No gracias! Pensó Ema. ¡Era verdad! ¡Suficiente con las cargas propias de la vida para agregarle también un dios que la castigara cada vez que según sus estándares metiera la pata! ¡No gracias de nuevo! Eso había quedado atrás. ¡Ella nunca iba a volver a una iglesia! ¡NUNCA DIGAS NUNCA! Oyó en su mente.
Para comentar, hay que estar registrado