Descripción
A veces la vida es cruel, no sólo por todas las cosas malas que existen en el mundo, sino que de vez en cuando, sin que nosotros nos demos cuenta nos cambian nuestra vida completamente.
Todos tenemos sueños y deseos.
Todos anhelamos algo.
Todos nos volvemos adictos a algo y pronto, cuando nos damos cuenta del dolor que nos causa, entra en nuestra conciencia que esa otra persona se ha vuelto una necesidad y aunque quieras evitarlo, se queda marcado en ti como un sello hasta tal punto que ya no puedes volver atrás.
Pero cuando éstas personas de las que tanto dependemos nos dañan, esas cicatrices quedan dentro de nosotros por siempre y éstas hacen que tengamos miedo de seguir viviendo porque se nos queda grabado el dolor que sentimos en algún momento en nuestras vidas cuando nos iban matando lentamente y cada vez que perdemos sangre ante un cuchillazo de la persona que amamos, quedamos más débiles, hasta llegar a un momento en el que nos mata.
Iris Romero Bermejo - viernes, 15 de julio de 2016
¡Hola! Un relato precioso, bonito y que te sorprende. ¡Me ha gustado! Te seguiré. ¡Saludos!
RE:
Sua Cho - miércoles, 3 de agosto de 2016
Muchas gracias!