Descripción
-"Se dará a conocer la palabra feliz, la qué no roe los sueños ni corrompe la existencia, y en la que no cabe ningún otro poder".
La Palabra era el programa adoptado a partir de la ascensión de un rey y la cruda consecuencia en aquellos hombres que extendían sus brazos a la bóveda celeste; era mucho más que una idea, una indefinida ambición, o un mero sentimiento.
Agnes no persuadió a Persio desde el fondo del templo de mármoles platinado acerca de aquella cuestión que era primaria y no se escondía con facilidad de la vista, pero pidió que le impusiera las manos para acentuar su dependencia en él, porque de acuerdo al proceso ritual el futuro debía ser cuidadosamente construido. Luego se aprovecharía de las curas que ofrecían las plantas violetas que crecían en las montañas del sur (y cuyas faldas estaban cubiertas con barro). Gracias a estas, el espacio abierto no se desgarraba, y ella emprendería a lo persistente, al trabajo de ampliar las perspectivas del etrusco y hacer que las pluralidades del tiempo coexistieran en armonía en su persona, porque no hacía distinción entre las acciones personales y el desarrollo de los siglos.
“La Palabra será breve y denotará la posesión de un cargo honroso, aunque sus toques crípticos resulten desconcertantes a los extraños”. Cuento, 11 páginas.
Pau March - sábado, 2 de diciembre de 2017
Qué gran amante eres de la historia y mitología griega y romana. Saludos Daniel.
RE:
daniel bernardo grimberg - lunes, 4 de diciembre de 2017
¡Sí, y también me apasiona la historia en general! Un saludo Pau.