Descripción
Hoy tengo la intención de confiarles algunos secretos bien guardados de ciertas prácticas médicas, y lo haré sin morosidad, revelando aquello que le pasó a un conocido, cuyas enseñanzas primero echaron en mí débiles raíces, y hoy en día son tan tupidas como el ramaje de un gran árbol. De él desarrollaré algunos aspectos biográficos, aunque es dudoso que con este escrito alcance temas cercanos a lo profético (a lo sumo demostraré la sincera paradoja de su acercamiento emocional al pueblo que Dios habría moldeado). No pretendo hacer una diáfana demostración de los valores del mundo moderno, pero me acucia escribir éste relato cuya brevedad, no resolverá a su contradicción ni aliviará (de ninguna manera) a la débil condición del hombre. No será una advertencia sobre el futuro, ni una labor de esclarecimiento, sólo me abocaré a la cuidadosa orfebrería de un relato que se conforma a través de cohesionados pasos. Examinaré en forma rápida algunas de lo que fueron las vicisitudes de Anthony, un hombre mayor y esencialmente activo, que aún guía con un brillante intelecto a su andar por el mundo. Mencionaré las cosas tal como como fueron, sin la intención de no provocar estupor o sorpresa en el desenlace.
Relato, 15 páginas.
Antoine Roquentin - jueves, 29 de noviembre de 2018
Excelente. Un relato extraordinario. Felicidades y saludos
RE:
daniel bernardo grimberg - viernes, 30 de noviembre de 2018
Gracias Javier. Un abrazo.
Pau March - sábado, 3 de febrero de 2018
Con razón le presentaron una exacerbada cuenta, jejeje. Salud.
RE:
daniel bernardo grimberg - martes, 6 de febrero de 2018
Jeje, si tal cual. Permiteme agregar, Pau, que Anthony era cajun, es decir un descendiente de los franceses que fueron expulsados por los ingleses de Canada, y fundaron Luisiana. Ese estado fue vendido por Napoleón a los Estados Unidos. Un saludo.
Daniel Rood - domingo, 4 de febrero de 2018
Excelente historia Daniel,no siempre el primer mundo es seguridad de nada.abrazo.
RE:
daniel bernardo grimberg - martes, 6 de febrero de 2018
Oh sí: hay muchos mecanismos de control, pero donde puede florecer la corrupción, florece. Un abrazo Daniel.