Descripción
Estaban a punto de entablar esa relación, y Alcadio Soto tenía el claro indicio de donde se encontraban:
Cerca de los ojos escudriñadores de animales salvajes.
No eran momentos para abrir interrogantes sobre el bien y el mal, ni para establecer una especie de adivinanza que fuera educativa o edificante.
Eran las ruinas de una antigua villa, en donde el aire ondulaba por las copas de los árboles.
Ahí calificó a algunos textos, y pasó por alto a otros a los que no se adhería estrictamente.
Estaban asentados en ese paraje del que no tenían mucho conocimiento de sus escalas zoológicas, en el despeñadero continuo y apasionado que hacía la memoria.
Generaban todo tipo de opiniones como si hubieran encontrado valiosos fragmentos de cerámicas.
Pese a la inutilidad de ese intento llevarían a cabo una enumeración que los alejaría de lo caótico.
El grupo se había propuesto ver las diferencias sustanciales que ocurrirían dentro de ese campo.
Hacer observaciones que de una incierta forma atacarían al sentido común.
No era absurdo que estuvieran en ese lugar de entre todos los que había dentro de la redondez de la tierra.
Creían que entender lo enredado e indescifrable de esa naturaleza, también era lidiar con ese texto maya que no era un fragmento del infinito y tampoco su plagio.
Y estarían a punto de salir del laberinto que había construido el Yajaw K'ahk con su violenta inactividad.
Relato, 40 páginas.
Daniel Rood - domingo, 6 de mayo de 2018
Muy bueno daniel,el hombre desde epocas remotas intenta descifrar el final de los tiempos.felicitaciones amigo
RE:
daniel bernardo grimberg - lunes, 7 de mayo de 2018
Si Daniel esa es la idea que subyace en la suavidad del relato. Un abrazo.
Pau March - sábado, 17 de febrero de 2018
Qué misteriosa sigue siendo la civilización maya; y todavía más su repentina desaparición. Salud.
RE:
daniel bernardo grimberg - lunes, 19 de febrero de 2018
Sí, es fascinante. Un saludo Pau.