Descripción
Había una vez un hombre viejo sentado frente a una de las ventanas de su dormitorio, en la segunda planta de su morada. Con vaso de whisky en mano y cigarrillo en la otra, a través de sus anteojos miraba de manera penetrante por no decir estática, la esquina de su cuadra, que salía directamente a la avenida principal del barrio.
Se había decidido sagradamente a cumplir con su labor: presenciar el choque. No un choque, sino el choque. Hacía un mes, había ocurrido exactamente en la esquina de su casa un accidente automovilístico, y dos semanas después, había ocurrido con las mismas características, otro choque. Y ahora, el Viejo no dejaría pasar la tercera oportunidad...
Alejandra Abraham✔️ - domingo, 25 de febrero de 2018
Buena historia :) Bien contada.
RE:
Ramiro Cejas Lamadrid - jueves, 8 de marzo de 2018
Muchas gracias ;D