Descripción
La mirada de los tres quedó entonces de lleno en el árbol de al lado.
Era un naranjo que estaba crecido justo al borde del paredón que separaba los terrenos: el de mi abuela y el de Doña Rosa. Estaba alto, con sus ramas bien abrigadas de hojas grandes y de un verde fuerte, a pesar de la temporada invernal en la que andábamos. Y a nuestra vista tenía únicamente dos naranjas.
"Ese es Don Domingo -dijo mi abuela en cuanto alcanzó a mirar atrás".
Me quedé callado unos segundos.
"Sí, el que está en la punta es Don Domingo. Y la de más abajo, más cerquita, esa es Doña Rosa".
Linda Perez - sábado, 26 de enero de 2019
Hola, Ramiro. Me gustó el relato. Una narración simple y un buen uso de las reglas gramaticales que permiten disfrutar al cien por ciento el material que nos compartes. Hasta la próxima
Alejandra Abraham✔️ - domingo, 25 de febrero de 2018
Buen final :)
RE:
Ramiro Cejas Lamadrid - jueves, 8 de marzo de 2018
Gracias! Fue mi propia abuela a quien le pedí que escribiera la frase final.