Descripción
En esa engalanada recepción los respetos que recibía a cada rato habían sido precedidos por la jovial presentación que le hizo Humberto Mársico, quien procedía de un modo en que por su amor al arte no tendría que arrepentirse de nada. Se oía una suave música y en ese itinerario abierto ella efectuaba pausas que no le permitían que sus pies acumularan agobios.
En esa exhibición eran abundantes las armonías estéticas, y ningún de sus objetos resultaba invadido por las innumerables ordinarieces que se observaban en la calle (igualmente os solemnes métodos y opiniones salteaban la posibilidad de crear situaciones desagradables). En ese enorme salón, ese hombre había erguido su robusta anatomía en el gran podio de madera con el objeto de apoyar a la mujer. Le dictó su embelesada admiración con un glorioso espíritu de renuncia a pesar de sus elevados logros en lo profesional. Antes que más palabras salieran danzantes o frenéticas de sus labios, había empujado hacia sus labios a un vaso con agua, y observó si en la audiencia de algunas decenas de personas divisaba rostros conocidos.
Humberto Mársico aduló de tal forma a la mujer, que aseguró que ella, más que un ángel, era la directa manifestación del amor de Dios a la sufriente humanidad… y que la modestia con que la estaba nombrando era en sí mismo un retaceo de sus virtudes. Ella era la portavoz de una divinidad que no quería que se extendiera el mal gusto sobre el planeta; a miles de personas le abría la puerta de los panoramas contemporáneos, ya que ordenaba al arte y a la par defendía la dignidad de los artistas. Relato, 26 páginas.
Dabone (Lucio) - viernes, 2 de marzo de 2018
Grande Daniel!
RE:
daniel bernardo grimberg - miércoles, 7 de marzo de 2018
¡Gracias Dabone! Aprovecho para decirte que te leo y me encanta cómo escribis. Un saludo.
Jorge Torres - jueves, 1 de marzo de 2018
Digamos que la Sra. Solange era altamente influenciable como para ejercer la tarea de valorar y compensar económicamente absolutamente a nadie. Más en un mundo como el de la pintura, donde oscuros “sommeliers” ensalzan obras y artistas después de haber comprado sus derechos. Pienso que en el mundo de la literatura, quizás pueda pasar lo mismo. Buen trabajo.
RE:
daniel bernardo grimberg - viernes, 2 de marzo de 2018
Gracias Jorge.