Descripción
Es difícil imaginar el gesto que esbozó su esposo cuando Marianela, valija en mano, le dijo que se iba.
—Necesito distenderme—anunció. Y se apresuró a agregar—: Sola. ¿Te parece bien? Fantástico. ¿Te parece mal? Fantástico también. Nos divorciamos y listo: problema resuelto.
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