Descripción
Fuertes gritos de una revolución se hacen oír en las calles y cerca del gran palacio, donde cientos de parásitos residen disfrazados con ropajes lujosos y sumamente costosos y comen de los chismes que se escabullen por los muros o de los labios de su acompañante, los mismos que han estado burlándose de la clase obrera y a los que han querido forzar a trabajar a niveles inhumanos para ganar unas monedas que a duras penas les alcanzaba para comer.
Dentro del edificio, en la capilla real, una mujer se encuentra llorando por este trágico desenlace y suplicándole a Dios que la acompañe en sus últimos días y proteja al pueblo y a su familia de la sangrienta Era que se aproxima.
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