Me gusta escribir

En megustaescribir nos gusta compartir consejos para escribir, para mejorar la escritura, para aprender, comparar, crecer. Y, muchas veces, nos vamos a lo complejo, lo abstracto, lo técnico.

Pero, a veces, vale la pena detener un momento la maquinaria y volver a los básicos. Pasa en muchas disciplinas que, lo obvio, está delante de sus peregrinos y, a pesar de que lo conocemos de sobras, no paramos atención. Por eso hemos creído conveniente compartir una serie de consejos que no nos sorprenderán; pero que es posible estemos omitiendo en vuestra vida. Y, esa omisión, nos puede ir en la contra.

Lee

Es la regla básica que debe seguir cualquier escritor. Muchos miembros de megustaescribir nos comentáis que queréis escribir y sólo escribir, pero que en cambio no leéis mucho. Gran error. La lectura es básica para aprender técnica y, sobretodo, aporta muchas experiencias vitales.

Leer nos ayuda a conocer estilos diferentes, historias, vivencias… pero, sobre todo, nos aporta un amplio espectro de puntos de vista, maneras de contar un tema, formas de abrir una trama, de cerrarla…  Jules Renard decía “cuanto más se lee, menos se copia”.

Hay escritores que, terminada una historia, creen que han escrito el texto más original del mundo. Pero, en realidad, esa idea ha sido plasmada de la misma manera mil veces. ¿Son esos escritores tercos? No, simplemente no han leído suficiente.

Escribe

Antes de empezar este segundo párrafo, nos gustaría compartir unas palabras que Stephen King nos regala en su libro Mientras escribo: "Si quieres se escritor, lo primero es hacer dos cosas: leer mucho y escribir mucho. No conozco ninguna manera de saltárselas. No conozco ningún atajo".

Sin duda. A excepción de casos muy concretos, no crearemos la novela de nuestra vida la primera vez que nos ponemos a escribir. Eso significa que la escritura es un arte que se mejora a base de la prueba error y, sobretodo, de la reescritura. Escribamos cualquier idea que nos pase por la cabeza, por simple o ridícula que nos parezca, cambiemos el punto de vista, veamos qué elementos narrativos podemos cambiar para darles una vuelta…

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Muchos de nosotros somos reservados y no compartimos el material que escribimos. Gran error. Hay dos miradas que nos pueden ayudar mucho en nuestra evolución:

La mirada experta: dejar leer nuestro material a alguien que tenga conocimientos sobre escritura, que domine las técnicas, que sepa tanto de escritura literaria como de comercial… el punto de vista del crítico nos ayudará a avanzar en aquellos aspectos técnicos que, inmersos en el proyecto y en su elaboración, no somos capaces de ver por nosotros mismo. Ojo, siempre pedimos opiniones, no sentencias. Debemos discernir entre el objetivo de nuestra novela, si los consejos que nos dan se adhieren a él, si dirigen la historia en la dirección que deseamos…

La mirada del lector: no todas las opiniones que mejorarán nuestra escritura deben venir de expertos. Al final, escribimos para lectores y, aunque estos no puedan guiarnos en aspectos técnicos, sus impresiones no pueden ser muy útiles. No esperemos una gran crítica, pero si hacemos las preguntas adecuadas, obtendremos la información deseada. Ojo, huyamos de los aduladores natos.

Apúntate a un curso de escritura

Todo escritor mejorará si se forma. Como cualquier otro oficio o arte, igual que aquellos pintores que pasan años formándose, los escritores no pueden ser menos. Y es que es muy importante que conozcamos la técnica, la normas y la herencia plasmada en papel para mejorar y, sobretodo, para romperlas y ser original. Al final, un curso de escritura engloba los puntos anteriores: te hacen leer, te hacen escribir, compartes tus escritos con profesores y compañeros, comentas los textos de los demás, miras, comparas, valoras… en definitiva, aprendes.

La formación siempre es importante para desarrollar un espíritu crítico constructivo. Así que busquemos una buena escuela en nuestra ciudad, investiguemos toda la formación en línea que internet nos pueda proporcionar…

Trabaja tu espíritu crítico y tu humildad

Este último punto se engloba, en parte, en los puntos anteriores. Al final, para aprender debemos encontrar un punto intermedio entre la vanidad, la inseguridad y el perfeccionismo. Y eso se consigue estando abiertos al debate, cuestionando con medida nuestros escritos, escuchando abiertamente las opiniones de los demás… Muchos editores dicen que es más complicado trabajar con escritores noveles que con consagrados. Éstos, cargados de inexperiencia e inseguridad, acostumbran a aferrarse a su texto. Esto provoca que, trabajar los cambios, sea siempre complicado. Así que… ¡abramos nuestras mentes!