Me gusta escribir

Escribir una novela es una aventura larga y en ocasiones tortuosa. Un viaje en el que tendremos momentos de euforia en los que nos creeremos el nuevo Goethe y otros en los que nos plantearemos si realmente nuestro trabajo es bueno. Y ya no hablaremos, en este artículo sobre cómo publicar un libro. Esa otra cruzada la dejamos para nuestra sección trucos para publicar.

Si evaluar la calidad de una novela es algo tremendamente difícil de por sí, lo es mucho más si se trata de nuestro propio retoño. Pero no nos desanimemos, no hay casi nada imposible en el mundo de la literatura.

Alejémonos de tu obra

Uno de los principales problemas al que nos enfrentamos los escritores cuando tenemos que valorar nuestro trabajo es que estamos demasiado cerca de él, tanto que no podemos ver la globalidad.

La constancia al escribir es importante, pero también tomarte unos días para respirar y tomar una cierta distancia con nuestra novela. Cuando volvamos a ella, será más fácil verle las virtudes y los defectos. Si podemos dedicar esos días a escribir otra cosa –un cuento, por ejemplo-, mejor todavía.

Estudiemos trabajos similares

Tenemos una excelente noticia: nuestra historia, con toda seguridad, ya ha sido escrita por alguien. Probablemente ya esté contenida entre varias narraciones, novelas, películas o series ya existentes.

Esto, que en principio puede parecer devastador, es en realidad una oportunidad extraordinaria para estudiar referentes. ¿Qué funciona en ellos? ¿Qué es lo que hace que sean obras excelentes?

Pero tan importante es conocer cómo escribir una novela como saber qué caminos no debemos tomar. Hay novelas y películas de dudosa calidad escritas con muy buenas intenciones. Estudiémoslas para saber qué no funciona de ellas y evitemos cometer los mismos errores.

Opiniones de terceros

Todos tenemos una serie de personas en nuestro entorno en las que confiamos para que nos den su opinión sobre nuestros trabajos. El problema viene en que, en muchas ocasiones, estas personas no tienen experiencia escribiendo y pueden tener dificultades para proporcionarnos ayuda de calidad..

Lo primero que debemos dejarles claro es que no deben tener miedo a criticar lo que hemos escrito, que nos resulta más útil un largo listado de cosas que no les han gustado que un “oh, si, todo muy bonito”.

Luke, confía en tu instinto

Pero, por muchas opiniones que tengamos, al final la novela es nuestra y deberemos ser los escritores quienes tomemos las decisiones. En ese momento debemos confiar en nuestro instinto.

La  investigación puede ser fundamental en esta toma de decisiones. Si hemos hecho un buen trabajo estudiando referentes, si conocemos el mercado y a nuestro lector potencial, las decisiones instintivas tendrán una base sólida y no serán un simple salto de fe.

Es nuestra novela: divirtámonos

Desde que nos enfrentamos por primera vez a la página en blanco hasta que escribimos “fin” van a pasar muchas horas. Muchas, muchas horas. En esta aventura vamos a enfrentarnos a muchos monstruos: ideas que son más difíciles de llevar al papel de lo que nos parecía, personajes que no acaban de funcionar, nudos argumentales que tendremos que reescribir varias veces, atascos creativos, falta de tiempo, la procrastinación y la aparición de nuevas ideas que nos pueden parecer más atractivas que la novela en la que estamos inmersos. Lo sentimos, no hay atajos a la hora de escribir una novela.

Pero si el proceso de escritura de nuestra historia nos divierte, lo más probable es que logremos superar todos estos obstáculos. Y si nos lo pasamos bien al escribir, lo más probable es que alguien vaya a disfrutar leyéndola.

Podemos tener los gustos más extraños, pero hay muchísimos humanos en el mundo y siempre habrá quien los comparta. No deberíamos preocuparnos tanto por si nuestra historia es buena o mala, sino más bien si hemos escrito la novela que queríamos escribir y cómo reaccionará el lector al leerla.