El ser humano lleva unos tres millones de años dando vueltas por la Tierra, de los cuales 5.000 años son historia registrada. Es una pequeña porción de nuestro paso por el planeta, pero puede servir de marco o de inspiración para miles de historias.
Desde la construcción de las pirámides de Egipto a la los efectos de la Guerra Fría en Nueva Zelanda. La cantidad de ambientaciones y personajes que nos ofrece a los escritores el periplo de la humanidad es tremendo.
El género se ha convertido en uno de los favoritos del público. Estos son algunos consejos que puedes seguir si quieres publicar una novela histórica.
Combinemos distintos géneros
Es rara la obra que no mezcla varios géneros, y en el caso de la novela histórica es especialmente habitual. Este género se puede mezclar con prácticamente cualquier otro. Si Umberto Eco ambientó una historia policiaca en 1.327 en El nombre de la rosa, Pérez-Reverte creo un relato de aventuras enmarcado en el Siglo de Oro en El capitán Alatriste.
Las posibilidades que tenemos los escritores para mezclar géneros con la historia están únicamente limitadas por nuestra imaginación. El maestro Dan Simmons narra una historia de suspense en El terror a partir de la expedición perdida al Ártico de John Franklin, un evento real ocurrido en 1.845. En la novela juvenil Leviathan, Scott Westerfeld añade elementos de ciencia ficción a la Primera Guerra Mundial.
Acotemos el período en el que transcurre
Lo que hace especial a la novela histórica es su ambientación, por eso debemos cuidar tremendamente el detalle y que no se nos escape ningún error. No es suficiente que digamos “nuestra novela se sitúa en la Edad Media”. ¡Eso son mil años! Unas pocas décadas pueden suponer una enorme diferencia.
Imaginemos una novela histórica escrita dentro de tres siglos y ambientada en 2016 en la que un personaje envía una carta postal a un amigo que vive en otro país. Técnicamente no es imposible, pero sí extremadamente raro. Cualquier persona que conozca nuestra época sabrá que lo normal es que enviase un email o un mensaje a través de alguna aplicación de smartphone.
Debemos cuidar que eso no ocurra en nuestra novela. Para evitarlo, lo mejor es encontrar a un experto que nos asesore. Normalmente, es mucho más fácil acceder a información fidedigna mediante un experto que buscarla nosotros a través de Internet.
Eso sí, los escritores debemos tener muy en cuenta la perspectiva y conocimientos de los personajes. Si nuestro protagonista es un pastor que vive en un pueblo francés durante la Guerra de los Cien Años es muy complicado que conozca todos los detalles de la marcha del conflicto y del armamento que se usa en el frente. Es importante transmitir esta información al lector de una forma que no choque con la lógica interna del relato.
Investiguemos el lenguaje de la época
“Todos los fans de Monthy Python saben lo divertido que resulta que unos personajes históricos empleen giros actuales. Cuando un anacronismo no es intencionado, sin embargo, el resultado es muy embarazoso”, explican Howard Mittelmark y Sandra Newman en Cómo no escribir una novela. Eliminar un objeto que no pertenece a una época –como ese iPhone que le íbamos a dar a Genghis Khan- es más o menos fácil, pero eliminar un anacronismo idiomático es mucho más complejo.
Reproducir el idioma de una época va mucho más allá de que nuestro centurión no diga “cómo mola esto de invadir las Galias”. “La única solución a este problema es estudiar tanto la literatura de ese periodo como las novelas tanto la literatura de ese periodo como las novelas históricas que tratan esa época escritas por autores contemporáneos que te parezcan de confianza”, recomiendan Howard Mittelmark y Sandra Newman.
Otras alternativas: la ucronía
Pero hay más formas en que la literatura nos permite jugar con la historia. La ucronía es un género que se podría definir como una novela histórica alternativa, en el que partimos de un suceso real y cambiamos el resultado para desarrollar una situación completamente nueva.
Por ejemplo, en El hombre del castillo Philip K. Dick se imagina una América derrotada e invadida por la Alemania nazi, mientras que en Roma Eterna Robert Silverberg relata cómo es un mundo en el que el Imperio Romano jamás se derrumbó. Las posibilidades con las que jugar son infinitas.
alejandro morales - lunes, 18 de abril de 2016
datos interesantes tambien deberiamos tratar la problematica o el impacto que ha ocacionado sobre nuestra actualidad, por ejemplo en la actualidad todavia se estudian las estrategias militares del insigne guerrero alejandro magno para acometer contra sus enemigos y demas actitudes de liderazgo que el diriginte de 8ooo homnbres del ejercito macedonio utilizo para vencer al rey dario y su imperio persa.
RE:
megustaescribir - jueves, 21 de abril de 2016
Cualquier ítem histórico que se quiera aportar a una novela, siempre que no interfiera demasiado en la trama, siempre es un punto a favor. ¡Un saludo y gracias por tu intervención!