Todo personaje tiene su cueva. Nuestro entorno nos influye y, a la vez, nosotros lo hacemos sobre él. Sí, nuestro personaje y su ambiente también están íntimamente relacionados, porque tiene vida, porque como escritores les damos vida.
Los escritores tenemos en el espacio de un personaje una potente herramienta para describirlo y para que nuestros lectores lo entiendan de forma más profunda, o también puede tomar protagonismo, y ser el escenario quien moldee a los personajes. El límite es nuestra imaginación. Y, bien, a la hora de escribir una novela, es uno de los puntos clave para conseguir verosimilitud.
Describir a un personaje según su espacio
Hay muchas maneras de describir a un personaje, pero una regla es básica: no debemos explicar, debemos mostrar. Y para esto tenemos dos herramientas fundamentales: las acciones de un personaje y su espacio.
Podemos usar el espacio para mostrar elementos de su personalidad o de su situación vital. ¿Nuestro personaje está en el punto álgido de su vida? Pues su oficina puede estar nueva y reluciente. Si en cambio sus días de gloria ya han pasado, ésta debería ser decadente y necesitar una o dos capas de pintura. Es un recurso sencillo, pero mucho más interesante que una línea apuntando que “Peter estaba en el mejor momento de su vida”.
Debemos recordar que el escenario en el que se mueve nuestro personaje debe ir acorde con el nivel socioeconómico del mismo. Si este cuenta con una buena economía, debe justificarse bien o acabaremos volando por los aires la suspensión voluntaria de la credulidad de nuestros lectores.
“Los intentos poco elaborados de justificar los misteriosos fondos con que cuenta tu protagonista pueden salirte por la culata. Las explicaciones deben ir un poco más allá de «De alguna manera John tenía un montón de dinero»”, recuerdan Mittelmark y Newman en Cómo no escribir una novela.
Si queremos autopublicar nuestra novela y, por lo tanto, tener poder de decisión sobre la portada, no está demás que esta realidad quede reflejada de alguna manera en esa cubierta.
Cuando es el espacio el que moldea al personaje
En muchas ocasiones puede ser el escenario quien crea a los protagonistas. Un ejemplo de esto lo encontramos en La colmena de Camilo José Cela. En esta novela nos cruzamos con casi 300 personajes que han sido moldeados por esa España de la postguerra en la que se ambienta la novela.
Otro ejemplo de como el espacio nos permite comprender la psicología de un personaje es La regenta de Leopoldo Alas ‘Clarín’. La frustración del personaje de Ana Ozores la entendemos al ir conociendo Vetusta, una ciudad de provincias, asfixiante y con un gran peso de la religión.
La contraposición del espacio psicológico
Nuestras historias se mueven en dos espacios. Por un lado, tenemos el espacio físico, el lugar geográfico en el que sucede la acción –la casa, el barco, la ciudad-. Por otro, encontramos el espacio psicológico, la atmósfera o ambiente predominante a lo largo de la novela y que predispone al lector a la hora de leer.
Contraponer ambos espacios es una buena técnica ya sea para destacar las sensaciones que queremos crear o para causar una cierta incomodidad en el lector. Por ejemplo, en Un mundo feliz, de Aldous Huxley, John el Salvaje se siente totalmente oprimido por esa sociedad a la que acaba de llegar, una sensación que nos agobia más al encontrarse en un mundo en el que nadie más es capaz de sufrir.
Enfatizar la evolución de un personaje a través de los espacios
En la mayoría de casos, nuestro personaje cambiará a medida que la trama avanza. Su evolución puede estar remarcada por el ambiente en el que se mueve en cada fase de la historia. Por ejemplo, si un personaje tiene un caos interno al comenzar y va encontrando su orden, esto puede verse reflejado en su piso.
La muestra más clara de este recurso lo podemos encontrar en la saga El Señor de los Anillos. Tolkien nos muestra un Frodo al inicio de la historia que comparte muchas características con la Comarca, donde vive: es alegre y naif. Sin embargo, el hobbit protagoniza un descenso a los infiernos a medida que avanza en su viaje, algo que se ve reflejado perfectamente en el espacio en el que se mueve en el tramo final: Mordor.
Emmet Law - viernes, 1 de julio de 2016
Me gusta la idea del contraste, que crea un espacio y las acciones de los personajes. Creo que es algo que hace muy bien Tarantino en sus películas, es visualmente impresionante y psicológicamente satisfactorio; es decir, es emocionante.