El género del thriller (del ingl. thrill ‘asustar, estremecer, emocionar’), del suspense o suspenso (del lat. suspensus y del fr. e ing. suspense) es un género que goza y siempre ha gozado de una gran popularidad; solo hace falta ver la inmensa producción de thriller en películas, obras de teatro y literatura. Y no solo eso, sino también las ramificaciones que ha producido el género: thriller psicológico, policíaco, médico, legal, histórico… Además, muchas editoriales, entre ellas Ediciones B, Tusquets, Penguin Random House y Planeta, apuestan cada vez más fuerte por él, cediéndole incluso sellos enteros o importantes colecciones. Y es que un buen thriller nos puede dar mucho que pensar, cuestionar o hacernos pasar mucho miedo. Por eso, te damos algunos trucos para que puedas escribir thriller:
Entusiasmo
Parece un consejo muy básico, pero no te dediques a escribir thriller porque sea una moda o para conseguir prestigio. Como dice John Verdon, autor de la saga del detective Dave Gurney, “no escribas sobre nada que no te entusiasme”. Las novelas de intriga destacan por la fuerza de sus acontecimientos y de su historia en sí, si no te entusiasma este género, lo tendrás muy difícil, ya que trabajar con ganas siempre tiene mejores resultados.
Documentación
Los thriller son una de las construcciones narrativas más complejas; necesitan crear situaciones reales en las que ninguno de los elementos desentone. Su carácter real, por lo tanto, exige documentación. Todos los elementos de la novela deben estar bajo control para que la tensión surja efecto. Muchas veces, sobre todo en thriller psicológico, el uso de la realidad y la lógica van a hacer que el lector no entienda cómo es posible que ocurran esos acontecimientos increíbles y esté deseando descubrir su desenlace.
Ritmo y tensión
Tu historia debe empezar con fuerza, a través de un detalle que no encaja, un hecho fortuito o sorprendente que se vaya manteniendo a través de la novela. El thriller ha de funcionar como una montaña rusa para que el lector se sienta enganchado todo el rato y pueda sentir la tensión de los hechos. Puedes utilizar la técnica del cliffhanger (situar la intriga al final del capítulo, en el caso que los haya), como se hace en las series.
Dosificación
Aunque el ritmo y la tensión deben ser “agotadores”, es recomendable que el lector no conozca algunos sucesos o planes de los personajes para que cuando se produzcan le cojan por sorpresa. Hay que dar a entender al lector que conoce todos los detalles de la historia cuando realmente no es así. Jugar con la información puede ser muy útil para mantener la intriga durante la obra.
La búsqueda del personaje
El protagonista o los protagonistas han de perseguir un deseo, a una persona, resolver un problema o genera uno… cualquier cosa, pero han de tener un objetivo y además, han de ponerse en peligro, a prueba, fuera de su zona de confort, para que el lector empatice con ellos y quiera que se salgan con la suya.
El antihéroe
El antagonista es en muchas ocasiones tan importante como el protagonista. En El psicoanalista, de John Katzenbach, por ejemplo, el señor R es un personaje complejo, bien construido, con una personalidad fuerte y de mucho interés, que fascina y choca con la actitud inicial de Ricky. El antagonista puede ayudar a que el lector conecte mejor con el protagonista y que desee que este lo atrape o lo anule.
Para escribir thriller también hay que haber leído mucho del género. Por ello, te recomendamos algunos: Causa justa, John Grismann; El profesor, John Katzenbach; La verdad sobre el caso Harry Quebert, Joël Dicker y Antes de la caída, Noah Hawley.
¿Te animas?
Ismael Martín Venegas - miércoles, 1 de febrero de 2017
Muy buen artículo.