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Consejos para que el lector no se despegue de tu libro

Consejos para que el lector no se despegue de tu libro

La mayoría de las novelas no se escriben para impresionar sino para transmitir lo que uno siente, para denunciar una realidad o un hecho o para exteriorizar nuestros mundos interiores. También se escribe para entretener. Escribas para lo que escribas, siempre te va a preocupar el lector y te va a preocupar, sobre todo, que siga leyendo, que no se aburra y que quiera seguir leyéndote más en el futuro. Escribir una novela se convierte muchas veces en un juego en el que hay que saber mantener la intriga y la tensión, además del ritmo narrativo. Por eso, os contamos algunas cosas que os servirán para mantener al lector interesado.

 

Crea un conflicto

Como se dice habitualmente, las historias se convierten en historias cuando existe un conflicto externo. El conflicto externo se basa en el desequilibrio que sufre el protagonista cuando no puede obtener lo que busca (su objetivo puede ser cualquiera). El conflicto se relaciona directamente con el tema central de la obra por eso, piénsalo y delimítalo bien.

 

Utiliza el secreto

El lector no tiene porqué ser consciente de que el personaje sabe algunas cosas que él ignora hasta que se dé el preciso momento. Cuando se le revele al lector esta información, se quedará confuso y puede que al principio no entienda porqué, ni cómo es posible pero justamente eso le hará seguir leyendo. El ocultar información siempre es un buen gancho que coge al lector desprevenido. Puedes ir encadenando pequeños secretos a lo largo del libro que harán que el lector no pueda dejar el libro sin terminar.

 

Aprovéchate del misterio y del suspense

El suspense puede ser tu gran aliado. No hace falta que resuelvas un conflicto, sino que lo aumentes con detalles que hagan sentir al lector que va a pasar algo importante. Gracias al suspense, el lector conoce algo que los personajes seguramente desconozcen (si muestras a alguien colocando una bomba, en vez de estallando, por ejemplo). En cuanto al misterio, todo adquiere un tinte de angustia que no se resuelve ni para los personajes ni para el lector y que cada vez se agrava más. Que ninguno de los participantes, ni los personajes ni el lector, sepan lo que va a ocurrir, crea un vínculo que les une.

 

Despacio pero sin pausa

Festina lente o vísteme despacio que tengo prisa. No sueltes todos tus recursos en las primeras páginas o no quedará nada interesante que leer al final. Haz que la historia vaya avanzando poco a poco; a veces habrá partes un poco más lentas o densas que retrasen los hechos o lo inevitable (las necesitas). Esas regresiones te servirán para introducir otros temas o subtemas a la novela y lanzar algunos guiños al lector haciendo referencia a otros autores, a sus obras, películas… El ritmo debe ir de menor a mayor y ser más intenso cuanto más cerca está el final, sin que eso precipite los hechos, claro.

 

Aumenta el peligro

Si quieres que el lector siga leyendo tu novela es mejor que pongas a tu protagonista en riesgo cada vez más. Si no tiene nada que perder, el lector se aburrirá; en cambio, si los peligros y las pérdidas van aumentando, la cosa se pondrá interesante y el lector podrá hasta temer por la vida del personaje. Utiliza toda tu imaginación y destreza al final, ya que es una parte que siempre se recuerda (por mala, por buena, por sorprendente…).

 

Si unes estos trucos a tu disposición y perseverancia, ¡no habrá quien separe a los lectores de tus libros!

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