«La clave para un final adecuado es darle al lector
lo que quiere, pero no lo que se espera»
William Goldman
Como dice Stephen King, “el momento que da más miedo es siempre justo antes de empezar”, pero no siempre tiene que ser así. Muchas veces el momento que da más miedo también es justo antes de acabar y en concreto justo antes de acabar tu novela, tu relato, tu cuento, tu poema… Por eso, vamos a animarte a que encuentres y escribas por fin el final perfecto para tu novela o lo que sea que estés escribiendo.
Empieza al revés y considera el peor de los escenarios
Puede parecer una locura, pero si después de escribir tu novela te da miedo afrontar el final, escribirlo, quizá deberías enfrentarte a este problema antes de que no te quede más remedio. Empieza a escribir tu novela y cuando tengas una idea para el final anótala porque a lo mejor te ves con fuerzas para desarrollarla en mitad de la novela. Si no tienes muy claro el final y estás estancado, escribe todos los finales posibles que se te ocurran (considera también el peor de ellos) y una vez vayas desarrollando la novela sabrás cuales descartar. ¡Imaginación al poder!
La paradoja, el clímax y la resolución
Los finales de las novelas son como paradojas: son consecuencias inevitables de lo que ha ido ocurriendo a lo largo del libro, pero tienen que ser inesperados para lector. Y, ¿cómo se hace eso? Teniendo en cuenta y respetando dos elementos básicos: el clímax y la resolución.
El clímax es el elemento primero y esencial que inaugura el desenlace. Durante el clímax todas las dudas que se han planteado en tu novela deberán irse resolviendo pero de manera progresiva y cada vez más rápido, aumentando el suspense y la tensión. Normalmente es el momento en que el personaje principal se encuentra con el antagonista o toma una decisión crucial que le llevará directamente al resultado final de la historia. Después del clímax o punto álgido de suspense e intriga, es necesario introducir la resolción que cerrará la historia de una vez por todas. Es aconsejable que no sea muy larga, normalmente ocupa un capítulo claro y conciso, sin líos, para que no se cree un anticlímax. Aquí mostrarás las consecuencias de los actos de tus personajes (si es un final abierto no lo harás).
Las claves
El final será satisfactorio para el lector si no es previsible, si encaja con el resto de la historia y si responde las respuestas que a lo largo de la historia se ha planteado. Encárgate de que las claves del final estén repartidas sutilmente por la novela sin que llamen mucho la atención para que al acabar la novela el lector piense: ¡sí!, ¡ajá! y no ¿por qué? o ¿cómo? Si no es así, revisa toda la novela y colócalas.
Y ahora, ¡ponte manos a la obra con tu final!
La Musa de Petrarca - sábado, 1 de abril de 2017
¡Tenéis razón! Es un buen consejo. Hace tiempo hice algo parecido: escribí el final un año antes de terminar la novela para dejar de cambiar de idea continuamente. Me dio seguridad para continuar y centrarme en el desarrollo de la historia.
Sonsoles Alvarez Sanchez - domingo, 5 de febrero de 2017
Es fascinante empezar casi por el final una historia, el lector queda a la espera de saber el porque esa persona esta así, el porque ese escenario... excepcional sin duda.