Nos gustaría compartir una breve entrada sobre teoría del Iceberg de Hemingway. Es simple pero efectiva y nos ayudará a dotar a nuestro cuento de todo ese subtexto y mundo interior que tanto nos gusta cuando lo descubrimos en los relatos de los grandes escritores.
El Iceberg de Hemingway
Gran parte de la obra del escritor estadunidense parece que flota sobre el agua. Y, a pesar de eso, sus historias no naufragan. Y es que toda la estructura narrativa que aguanta sus relatos (y en ese saco metemos también su simbolismo) está bajo el agua, sosteniendo el relato, sugerida o pincelada en el mismo. Esa realidad convierte la literatura del Hemingway en un océano por el que navegar y vivir más de una aventura en cada lectura.
La teoría en cuestión es sencilla. Según Hemingway, todo relato debe reflejar tan sólo una parte pequeña de la historia, dejando el resto a la lectura e interpretación del lector, sin evidenciar el veradero fona. tal y como sucede con un iceberg.
Eso significa que debemos conocer y dominar todos los puntos de la historia de nuestros relatos, se lleguen a plasmar en palabras o no.
No hablamos de moralejas o de dobles sentidos (que también). El concepto va mucho más allá: si quiero hablar del amor, quizá puedo centrar mi relato en una pareja que se pelea por la vacaciones. A través de esa pelea, por ejemplo, entraremos en una realidad mucho mayor (la amor en sí), sus consecuencias (cómo afecta el tiempo en la vida de un pareja, la incomunicación), y grandes temas de la humanidad… Todo ello sin que se haga referencia o se describa de una manera explícita en el relato.
En confidencia, hay mil maneras de conseguir que un relato nos atrape precisamente por lo que no se dice. El contraste, la descripción vaga, la expresión de un estado de ánimo…
Dicen que durante el año 1923, después de terminar su cuento Out of Season, fue cuando empezó a madurar esta teoría. “Omití el verdadero final (refiriéndose al cuento) el cual era que el anciano se ahorcó. Esto se omitió en el contexto de mi nueva teoría, que se puede omitir cualquier parte... y la parte omitida reforzaría la narración”, dice Hemingway en el libro que refleja su experiencia como escritor en París, París era una fiesta.
Uno de sus biógrafos, Carlos Baker, dice que el escritor aprendió entonces “cómo sacar el máximo provecho de lo menor, cómo podar el lenguaje y evitar movimiento residual, cómo multiplicar la intensidad y la forma de decirle nada más que la verdad de una manera que permite para contar más de la verdad”.
Un pequeño ejercicio
¿Os animáis a probarlo? Es fácil, escribid en los comentarios de este artículo un pequeño cuento de dos o tres oraciones en el que, con muy poca información, se cuente todo un universo. Y, una vez leáis los del resto de escritores/as, comentad cómo lo mejoraríais (si es necesario). ¡No es necesario que hable del martes! ¡Tema libre! ¡Al ataque!
Soledad Manzanares - viernes, 21 de agosto de 2020
Cruzando la calle distraída. Toda mí vida pasa ante mis ojos. Luego todo se apagó...
M. A. M. - martes, 11 de agosto de 2020
Tantas veces lo había evadido y ahora estaba ante mi puerta.
Haltrotaku1 - sábado, 3 de noviembre de 2018
Toda mi vida se la di a una maquina de azar con solo una posibilidad de perder y cinco de ganar...
victor gonzalez - martes, 5 de diciembre de 2017
...opinaban y piropeaban cuando el escritor de turno tenía nombre e imagen de musa. Antes, el interés por ayudar a mejorar la obra de un colega sólo fue una idealización generosa de ellos mismos...
Jo hana Loville - domingo, 15 de mayo de 2016
Llegó arrastrándose dejando marcas en la arena y sosteniendo su pecho , no dejaba de toser ni de recordar lo ultimo que le dijo
LA HORA DE LA VERDAD.
Margarita del Brezo - viernes, 20 de febrero de 2015
Cuando llegó a casa, vio que el reloj de arena yacía en el suelo. Roto como un juguete sin cuerda. Y supo que había llegado la hora.
RE: LA HORA DE LA VERDAD.
Piteas De Adunte - lunes, 23 de febrero de 2015
Me gusta. Corto y rotundo.
RE: LA HORA DE LA VERDAD.
Helena Vélez - lunes, 20 de abril de 2015
La Hora de la verdad, me pareció buen cuento. La aplicación en él del iceberg de Hemingway, fue interesante.
Leonardo Velarde - martes, 10 de marzo de 2015
Me recuerdo postrado, enfermo en la cama. Ahora, ahora estoy aquí.
Sábanas manchadas
ToneTTi Fz - jueves, 26 de febrero de 2015
Estaba confuso; pero ni todas esas emociones contradictorias impidieron que apretara el gatillo. Dos veces.