Toda historia tiene un narrador. Y, ¿qué es un narrador? Es la voz que nos cuenta la historia. Ya desde tiempos inmemoriales, los autores han creado a su representante sobre el papel que cuenta y guía la historia. Evidentemente, lo que cuenta un narrador no tiene nada que ver con lo que piensa y siente el escritor. Es una invención que, como veremos, puede ser un personaje más en muchas ocasiones.
Éste es el primer artículo que dedicaremos a los narradores. Usaremos la clasificación que propone Enrique Paez en su libro Escribir, manual de técnica narrativas (que recomendamos altamente). En los diferentes manuales de narrativa que existen y en los ensayos que muchos escritores y estudiosos han dejado para la posteridad, encontraremos muchas propuestas diferentes y, muchas otras, muy parecidas. Lo importante es que entendamos que existen diferentes formas de narrar y que usemos este conocimiento a favor de nuestra historia. Escoger el narrador más adecuado puede ser la clave para que nuestra historia pase de ser buena a muy buena o para encontrar ese twist que explote todo el potencial de la idea inicial.
Empezamos por los supernarradores o aquellos narradores que no son personajes de la historia.
Narrador omnisciente o Superman:
El narrador omnisciente es un narrador cotilla o sabelotodo. El escritor le proporciona la capacidad de conocer toda la historia al dedillo (no solo los hechos presentes, sino todo el pasado e incluso el futuro de los personajes) y él se ocupa de transmitirlo con todo lujo de detalles. En general, es un narrador sin sexo o edad establecidos, pero que tradicionalmente ha aportado una fuerte carga moral. No cabe decir que el narrador omnisciente usa la tercera persona para expresarse.
Es el narrador clásico, el más usado en la historia de la literatura y permite al escritor usar un gran abanico de posibilidades narrativas. Puede opinar, manipular lo que el lector sabe y lo que no, juzgar, explicar todo lo que sucede dentro de la mente de cualquier personaje… o puede ser invisble, tal y como nos cuenta Maria antonia de Miquel en Cómo escribir una novela histórica. Es por eso que, muchas veces, puede ser un narrador muy subjetivo y cuestionado por su falta de credibilidad.
Esto último es sencillo de entender. Si el narrador cuenta una versión de los hechos y se posiciona sobre si los personajes han hecho bien o mal, el lector puede llegar a pensar que esa versión está totalmente condicionada a la idea que quiere transmitir o castigar. Por eso, conseguir que el narrador y la historia sean creíbles usando el omnisceinte es mucho más sensible y complicado de lo que parece.
Le llamamos Superman porque los superpoderes de conocimiento y control sobre la historia que usa le vienen innatos. El escritor se los proporciona para que cuente la historia con todos los matices que necesita. Es por eso que sobrevuela la novela o el relato con su capa y sus habilidades, siendo un Dios que mueve los hilos narrativos a su antojo.
Narrador equisciente o Batman
Antes de definirlo, debéis tener en cuenta que esta tipología de narrador ha recibido muchos nombres diferentes en los diferentes estudios de narratología y en los manuales de escritura que todo escritor debe tener. Lo encontraréis descrito como aquiescente, observador, omnisciente-personaje… De hecho, Hector García Quinatana, en su libro Cómo se escribe una novela, usa un termino que nos parece muy descriptivo: narrador omnisicente limitado. Veamos, pues, en qué consiste este narrador con tantos sobrenombres.
Héctor García Quintana también explica que el narrador equisciente se pone en la piel de un personaje y narra la historia desde la óptica de éste. Nostros lo vemos como si plantáramos una cámara en la pupila del mismo y grabáramos todo lo que dice y piensa. Así pues, este narrador filtra todo el conocimiento que ese personaje escogido tiene, siendo ésta la única fuente de conocimiento a la que puede acceder para contar la historia. La diferencia con el narrador protagonista es que el equisciente hace una radiografía total de lo que ese personaje vive, siente y piensa, sin filtros ni engaños. Otra gran diferencia es evidente: el equisciente usa la tercera persona para expresarse. Y es que puede expresar los pensamientos del mismo y compartir lo que el personaje ve, escucha, percibe, acceder a sus recuerdos y a sus sueños, pero no a los de los demás.
Por otro lado, Enrique Páez en Escribir, manual de técnicas narrativas, define este narrador de una manera algo diferente: nos dice que, al contrario del omnisciente, este narrador sigue conociendo la historia al dedillo pero no entra en la mente de ninguno de los personajes, ahí el límite de su omnisciencia. De ésta manera, según Páez, el éste narrador seria algo así como un titiritero de lujo, que domina las reglas del juego pero sólo percibe lo que piensan y sienten los personajes. Tanto una definición como otra nos proporcionan dos reglas del juego interesantes: cada una, limita el narrador de una manera pero está llena de posibilidades. Como ya hemos dicho, debemos encontrar el que se ajusta mejor a nuestra historia.
Con todos estos elementos, conseguiremos dotar nuestro texto de una mayor veracidad y autenticidad: aunque nos centremos en un personaje moralista o inquisidor, nos creeremos más una versión coherente y única que muchas y tendenciosas.
Lo ponemos el mote de “narrador Batman” porque ha tenido que desarrollar, mediante técnica, sus superpoderes de conocimiento y control sobre la historia y, aun así, estos tienen límites. El escritor, debe aprender a discernir entre lo que puede decir (porque forma parte del conocimiento del personaje escogido) y lo que se escapa al pacto ficcional (lo que piensan los demás, hechos que es imposible que el personaje sepa…) mediante artilugios narrativos que le harán volar sobre la historia tan alto como el personaje le permita.
Antes de terminar, nos gustaría compartir un fragmento de Cómo se escribe una novela, de Héctor García Quintana (manual que recomendamos adquirir), que resume a la perfección el límite de los poderes de este narrador: "De igual manera, los juicios de valor que se exponen en el relato deben estar subordinados a los criterios exclusivos del personaje escogido deben estar acordes a su caracterización inicial y no tienen por qué ser compartidos por el autor".
En próximos artículos veremos el resto de tipos de narradores que podríamos usar en nuestras novelas. Finalizamos este post con uno de lo vídeos del curso Cómo empezar a escribir impartido por el editor y escritor Alberto Marcos, quién expone su particular visión de los narradores:
Mónica Cristina Cena - jueves, 12 de marzo de 2015
Quise calificar con cinco estrellas pero quedaron marcadas solo tres.
RE:
megustaescribir - jueves, 19 de marzo de 2015
Hola Mónica, se habrá generado algún tipo de problema. De todas maneras, gracias por la calificación!
Alejandro Cortes - domingo, 15 de marzo de 2015
Hola, Necesito mucha mas informacion sobre este tipo de narradores.... Mi manuscrito necesita el narrador externo a la historia... Ya que tiene que explicar 7 historias que se mezclan entre ellas pero nadie de ellos es el prottagonista.... solo en el momento de si historia... Pero cual usar? Concretamente es mi principal problema
RE:
megustaescribir - jueves, 19 de marzo de 2015
Hola Gabriel, nosotros damos nociones para que os forméis por vuestra cuenta. si lo que quieres es algo tan específico, te recomendamos que te apuntes a un curso de narrativa. Muchas gracias, .