Descripción
Karma, gracia o castigo divino, es el tejido que enmarca nuestra existencia, un tapiz entrelazado por las hilaturas de nuestros actos. Cada palabra pronunciada, cada gesto compartido, es una nota en la partitura del destino, resonando en los rincones más recónditos del universo.
En las esquinas oscuras de la vida, donde los corazones se tambalean entre la luz y la sombra, es donde se revela la verdadera esencia del karma. Un equilibrio frágil como el cristal, susceptible a la influencia de nuestras decisiones y acciones. No es solo un sistema de retribución, sino un eco que reverbera a través del tiempo y el espacio.
Todos nuestros actos, sean de bondad o malicia, encuentran su eco en el tejido del destino. Un hilo dorado de benevolencia puede tejer una red de oportunidades, mientras que una hebra oscura puede desencadenar tormentas inesperadas. En el fragor de la vida cotidiana, cada elección moldea nuestro camino y forja las cadenas que nos atan a nuestro propio destino.
Pero recuerda, el karma es un espejo implacable. A veces, se manifiesta como una mano que nos guía con ternura, brindándonos la gracia de una segunda oportunidad. En otras ocasiones, se presenta como el látigo del castigo divino, recordándonos la trascendencia de nuestras acciones.
En última instancia, en el lienzo de la existencia, somos artistas de nuestra propia suerte, y el karma es el pincel con el que pintamos nuestro destino. Cada pincelada, cada trazo, deja una marca indeleble en el tapiz de nuestra vida, creando un patrón único y eterno.
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