Descripción
Crisoles de media noche tiene en cada letra el olor de su piel, su recuerdo, la necesidad de tenerla, así que cada sangría, que cada milímetro de hoja es por y para ella. La mujer y la patria, que son una sola, una estepa, una estela, una Sabana y un llano inmenso, una flor y una hoja de alelí, un río indómito, inescrutable e inexplorable, una Magdalena de Bolívar, un Banco de parada táctica y necesaria en la travesía, un muelle de mil recuerdos de niñez, una oda a Boa Ventura, una antropología poética inmersa, una wayuu en sierra perijanera, una historia de la Viena latinoamericana terminada en el morro de Santa Marta, un recuerdo tatuado en el alma de hijo, otros tantos escritos más que fueron y serán para el amor, combustible de todo.
La poesía como un elemento característico del reconocimiento a la vida, a las circunstancias, al entorno, a la sensibilidad de las cosas que vives y que otros viven. Es hoy día tan necesaria en un mundo cada vez más necesitado de la gasolina que solo puede mantener la supervivencia de la especie humana: el amor. Por ello, les invito a leer cada poema, en cada emoción diferente un poema como vía unas veces de drenaje, otras de expresión de lo que sentimos y no decimos y otras como fuente inagotable del espíritu para aportar al constructo de lo efímero, de lo intangible, de lo preciado y del mágico mundo de la poesía.
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