Descripción
Érase una vez un lago. Un lago en el que habitaban criaturas de otro mundo, y que cuando salían de sus aguas, eran bellas imitaciones de la supuesta creación más perfecta de aquella tierra.
Érase un cazador de otro mundo que no había nacido para serlo. La guerra corría por su sangre y su linaje de lunas y llamas, pero no con la fuerza suficiente.
Érase una cazadora que había nacido con una marca imperfecta que le impedía ser como las demás. Una hija de la muerte y la destrucción en forma de alas negras, y también de las espinas afiladas.
Érase una vez, dos destinos unidos y sellados por una trampa junto al agua salada de un brazo de mar entre montañas.
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