Descripción
Creemos que somos libres en el mundo en el que vivimos ahora, pero estamos cada vez más esclavizados por la inmoralidad y el ateísmo.
Es muy fácil negar la existencia de Dios en este mundo oscuro donde incluso muchas instituciones religiosas han sido infiltradas por el Maligno.
Todos los caminos que conducen a nuestro Padre celestial están siendo oscurecidos y distorsionados en este mundo y debemos esforzarnos por vivir una vida virtuosa si queremos acercarnos a Dios y ver la luz del camino que Jesucristo nos ha marcado para caminar junto a Él.
Todos somos trabajadores de una tierra sagrada que es propiedad de nuestro Creador, y a todos se nos pagará una tarifa justa por nuestro trabajo en Su campo al final de nuestra jornada.
En nuestro trabajo que nos ha sido asignado por Dios, o hacemos nuestra propia voluntad viviendo la quimera de la idolatría en la que muchos trabajadores están profundamente inmersos, o seguimos activamente la voluntad de nuestro Padre celestial, colaborando así en el desarrollo de Su plan divino.
Sólo tenemos dos maneras de vivir en este mundo, por la vista o por la fe, una lleva a la perdición y la otra a la vida eterna.
La elección es nuestra.
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