Descripción
El cristianismo comenzó con el compromiso de 12 apóstoles designados por Jesucristo para difundir Su mensaje por todo el mundo.
Su trabajo fue apoyado por los discípulos y auténticos seguidores de Cristo y los primeros Padres de la Iglesia quienes fueron todos perseguidos porque el Espíritu Santo ardía en sus corazones.
Después de ellos, la iglesia fue dividida e infiltrada por Satanás.
Hoy en día, el cristianismo tiene muchas ramas, todas ellas con su propia estructura y creencias fundamentales.
Según la Enciclopedia Británica (Enciclopedia de las religiones del mundo, 2008), el cristianismo se puede dividir en seis grupos principales: la iglesia de oriente, la ortodoxia oriental, la ortodoxia del este, el catolicismo, el protestantismo y el restauracionismo.
Desafortunadamente, algunas de esas ramas se han secado o se están secando y no están produciendo ningún fruto porque el Espíritu Santo está ausente de su núcleo y nuestro mundo oscuro ha prevalecido sobre sus líderes.
Como resultado, nuestro mundo es cada vez más secular y ateo.
Y la fe en Dios está disminuyendo entre muchas y sociedades y grupos de edad.
Las consecuencias de este oscuro escenario son que, independientemente de a qué rama del cristianismo pertenezcamos, si no nos convertimos en verdaderos seguidores de Cristo negándonos a nosotros mismos y cargando nuestras cruces para seguirlo, no podremos liberarnos de las garras de este mundo oscuro.
La gracia de Dios que salva, es como una llama débil que aún arde en aquellas ramas del cristianismo que aún están vivas, y aún con su heroica resistencia y fidelidad a Jesús y sus enseñanzas, nuestra salvación, expiación y redención es una iniciativa individual que está directamente relacionada con una purificación personal y un trabajo hacia nuestra santidad, que no va a ser adquirida a través de reglas o regulaciones ni nos será entregada por ninguna institución o líder espiritual sino sólo a través de la introspección espiritual dentro de cada corazón humano, donde Cristo habita permanentemente.
Una vez recibida la gracia de Dios como don, la verdad del Espíritu Santo habitará en el corazón, y los más pequeños detalles, y los mejores caminos para cumplir la misión que Dios tiene para cada hombre y mujer, se desarrollarán según su perfecta voluntad.
Entonces, si este desarrollo divino es exitoso, y sin importar a qué rama del cristianismo pertenezcan, los verdaderos y auténticos seguidores de Cristo siempre brillarán con luz propia, conduciendo con su ejemplo de vida, sus familias y comunidades a la casa de nuestro Padre celestial.
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