Descripción
Jesús nos dijo que, al mirar al cielo, podemos interpretar, a través de su apariencia, el clima terrenal que se avecina para prepararnos para cultivar la tierra, pero que, en cambio, no interpretamos las señales de los tiempos como verdades espirituales.
Y esto demuestra nuestra ceguera ante las verdades espirituales que suceden a nuestro alrededor.
Dios nos da muchas señales de su autoridad a través de sus señales en el Cielo.
Por ejemplo, cuando habló directamente a Moisés a través de las nubes; a través de la hermosa estrella de Belén que anunció el nacimiento de Jesús; o a través de una nube brillante cuando Jesús fue bautizado; a través de la oscuridad del sol después de su muerte en la cruz; o cuando Jesús fue llevado al Cielo a través de una nube celestial; a través de su generosidad, que hizo que su sol saliera sobre malos y buenos, y que lloviera sobre justos e injustos; también, cuando Jesús vio a Satanás como un rayo caer del cielo; y cuando Jesucristo vendrá de nuevo con las nubes para salvarnos de este mundo oscuro.
Muchas señales de nuestro Padre Celestial todavía ocurren en el cielo para alertarnos de los peligros que se avecinan o para iluminar nuestra comprensión espiritual.
Y muchas de esas señales llegan en forma de vientos, como fuerzas divinas del Cielo.
Nosotros, como auténticos seguidores de Cristo, aún estamos en el mar de Galilea y necesitamos izar las velas de nuestras barcas para captar los vientos del espíritu de Dios.
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