Descripción
...Aquel día se habían despertado temprano, antes incluso del amanecer pues les esperaba otro día duro de búsqueda de aquel cofre, y cuanto más cerca estaban de conseguirlo más esfuerzo había que hacer. Habían atravesado una zona de montañas escarpadas, valles abiertos donde nadie podía esconderse de las tormentas de viento, y ahora se hallaban en una selva espesa y húmeda.
Las copas de los arboles tapaban cualquier resquicio por la que pudiera pasar la luz de los tres soles. El suelo lleno de musgo espeso y maloliente escondía trampas mortales de lodo. Llevaban andando ya casi medio día y sin embargo, ahí el tiempo no parecía haber trascurrido, los ánimos de los chicos iban cayendo en picado hasta convertirse en frustración y enfado. Por lo contrario, la gente que los guiaba, parecían incansables, no paraban de repetir de que ya se encontraban cerca del lugar.
Esa gente, que los había instruido durante todo ese tiempo en las artes de la expresión apenas habían mencionado el dichoso cofre [...] Los secretos y el sentimiento de ser usados para la causa de un pueblo al que no pertenecían, hacía que los elegidos se enfadasen más y más. Las peleas ahora eran como parte de una comida del medio día en una familia disfuncional. Pero al fin verían aquel objeto que según las leyendas encerraría todos los males del mundo.
Apenas un instante fue que una de las elegidas se distrajo para amararse los cordones de los zapatos que le habían proporcionado los aldeanos, cuando escuchó algo detrás de ella. Se giró sobre si misma y respiró aliviada ya que no parecía que hubiera nada ni nadie ahí, ni siquiera su sombra se asomaba, todo estaba muy oscuro. Ahora se dio cuenta de otro de sus problemas, había perdido al grupo. Dudaba de si debía o no usar la magia para iluminar aquel lugar, los instructores había indicado claramente de que no lo hicieran, usar la magia en aquel lugar sería como dar una señal de humo en un valle pelado...
Para comentar, hay que estar registrado