Descripción
El alquimista arrojó una manzana hacia lo que parecía un patio abandonado y tres niños salieron de entre la basura ávidos por probar bocado. Sus ropas estaban hechas jirones, su piel llena de llagas y sus alas parcialmente desplumadas.
Desde la llegada del Dragón, el mundo estaba pereciendo. Las cenizas habían cubierto el cielo, los cultivos se marchitaban y el ganado moría. El hambre creía y la población mermaba. Cada vez los nacimientos eran menos y pocos eran los niños que sobrevivían y llegaban a la adultez. Sus hermanos de Orden, incapaces de solucionar el problema, se suicidaban o perdían la cordura.
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