Descripción
Prólogo
La miseria de una perniciosa confesión, fue arrobada por una misericordiosa luna; sin embargo, aún fecunda, florece el dolor en el vacío.
En el abismo se escucha el fúnebre sollozo del canto de un mohíno rezo; endeble, inerme, fatuo, ciego; su fe titila, devanea, fenece; bajo la penumbra implora la compañía de la voz de un olvidado recuerdo, desconocido sueño.
En la tiniebla de un cielo, se escucha el llanto de un rezo; sus palabras son el amor de un lamento; la condena de una fútil culpa, por el egoísmo del amar.
En la tiniebla de un cielo, se entona el silencio de un dolor, que ni siquiera Dios es capaz de escuchar.
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