Esta misma semana os presentamos a los ganadores de los premios mge 2016, que vosotros mismos habéis seleccionado. Si algo ha destacado es el nombre de Noel Martínez Cando, al haberse llevado 6 premios, incluyendo mejor autor y mejor obra (Wayfarer). Hemos querido conocerle mejor, y aquí os presentamos una entrevista para que sepáis quién es el gran triunfador de los mge 2016.
¿Por qué empezaste a escribir? ¿Qué motiva tu escritura?
Escribo porque tengo que hacerlo. Porque desde muy niño leía y luego jugaba con las historias y con el lenguaje. Porque siempre he querido ver y vivir un poco más allá de mis temores y limitaciones. Escribo porque esta es mi manera de conocer, de iluminar el mundo con una luz rara e intensa. Porque tengo un afán y muchas obsesiones. Porque siempre quise ser como aquel autor/ aquella autora que aparecía en la solapa del libro que tenía entre mis manos. Porque quiero formar parte de una de esas solapas. Porque quiero escribir sobre lo mismo que me gustaría leer. Porque cada vez que escribo pienso en las personas que me importan, y me gusta pensar en ellas.
Empecé a escribir relatos cuando era un niño. Podía montarme una historia sobre cualquier cosa, mi juguete favorito, la mascota de la casa, una película, lo que fuera. Si me castigaban en la escuela y me ponían "a rellenar carillas" en la libreta, en lugar de copiar la misma frase una y otra vez, me rebelaba y convertía la puñetera línea en un relato. Tenía una imaginación tan exacerbada que ni siquiera me dejaba dormir; supongo que a mis padres tampoco les dejaba pegar ojo. Pero la escritura ha sido mi mejor sistema para domar todas esas criaturas salvajes que entran en mi mente. Y para dormir mejor.
¿De dónde sacas la inspiración? ¿Eres un autor de método o de los que escriben con corazonadas?
Veamos: leo como si no hubiera un mañana. Alguien dijo en mi casa que leo más que vivo, y a lo mejor tiene razón. Así que creo que puedo decir que la lectura es mi materia prima. Los textos son como partituras, y yo soy el intérprete. Para mí los libros no son demasiado diferentes a la música. Hay algo sinestésico en el acto de leer. Cuando leo, como los intérpretes, no me limito a una reproducción formal, pongo bastante de mí en los libros. Así, a veces, cuando salgo de ellos, recupero experiencias enriquecidas y aquilatadas como pequeños tesoros, y las voy acumulando a lo largo de las sucesivas lecturas. Mi clave personal está en que leo con cierto desorden, mezclando géneros, categorías, temas. Creo que de ahí surge una asociación libre de ideas que es el germen de todo lo demás. Puedo llegar a la necesidad de escribir una novela negra después de haber leído materiales que, temática y estéticamente, no tienen nada que ver entre sí. Al menos, en apariencia. Y si quiero escribir sobre algo es porque ese tema, ese personaje o esa historia me están llamando a la pista de baile, y yo tengo alguna opción de bailar allí de forma digna. Metáforas aparte, escribo solo si pienso que seré capaz de aportar una mirada, un giro interesante, sugerente y entretenido a todos esos materiales que he ido acumulando.
Esa es la parte teórica. La parte práctica es algo más cachonda y escurridiza.
Siempre hay planificación, claro: estructuras, esquemas, listas, cientos de notas e interrogantes sobre los personajes y las tramas; los hago y rehago hasta que me convencen. Siempre hay constancia y esfuerzo. Pero he aquí cómo se mete uno en harina de verdad: tengo una idea de lo que puedo hacer con una escena, un capítulo, o una trama en general, y, a partir de ahí, la pura verdad es que, salvo que reciba una iluminación, me doy de cabeza una y otra vez con ella hasta que se me activa ese sentido arácnido que me hace parar, que me dice que aquí hay música. A lo mejor otros prefieren llamarlo sentido común. Escribo y reescribo mucho, siempre a mano antes de pasarlo a ordenador porque mi ritmo de escritura manual se adapta al ritmo de mi pensamiento. Apilo sobre la mesa de trabajo obras donde algún otro autor ya hizo un tratamiento de la idea. Me sirven no como tótem, sino para volver y hurgar en ellos, e intentar encontrar un vacío en sus procedimientos que me ayude a formular los míos, para trazar así una vuelta de tuerca, o aportar algo. Algo más que correr las comas y cambiar alguna palabra para contar una vez más lo mismo. Si no puedo conseguirlo, me retiro y lo vuelvo a intentar por otro camino. Una y otra vez.
¿De qué tratan tus libros? ¿Qué has querido transmitir?
Creo que casi cualquier escritor podría responder que todo lo que quiere es contar las historias que le gustan, devolver una parte de lo que ha tomado de los demás, hacer que los lectores compartan su mundo interior o experimenten unas emociones o cierto placer estético. Pero he aquí que siempre cuentas algo más que una historia; dentro de un buen libro, debajo de un argumento, siempre acaban formándose sentidos más profundos. No puedo explicarlo todo, porque además cada lector encontrará sus propias conexiones personales, incluso cosas que yo no pensé. Parafraseando a Unamuno, creo que el pan que vendo no es pan, sino levadura, fermento. Pero sí diría que, por ejemplo, Kadingirra se puede leer de muchas maneras; habrá quien pueda encontrar una perspectiva sobre un mundo antiguo, en parte arqueológico, en parte mitológico, sorprendente tal vez, como lo es para nosotros hoy la etapa de las culturas preislámicas; habrá quien reconozca la poesía sufi y la mezcolanza libre de imágenes y temas; habrá quien encuentre una forma de mirar también el mundo actual; espero que la mayoría dé con un libro que sobre todo hace disfrutar con sus idas y venidas y el sonido que producecuando se lo lee en voz alta. En cuanto a Wayfarer, es algo menos cerebral y bastante más personal, y me permite pasármelo bien y hablar con muy poca vergüenza de unos cuantos asuntos que quiero tratar. Dicen que la novela negra es la épica de nuestros días, y me parece que así es. Además, aquí me apetecía pasármelo bien creando un tipo de personaje protagonista que rompiera con unas cuantas convenciones del género del Hard-boiled. Más allá de una intriga, con un buen montón de muertes y violencia, quería hablar de amor, pérdida, relaciones familiares y personales tortuosas, demonios particulares, traición, vamos lo normal, a través de esta chica sobrada de mala leche, complicaciones y turbulencia que protagoniza la novela; de hecho, la estructura del libro se deriva de esa errática búsqueda suya, donde los segmentos del pasado y del presente se van explicando unos a otros. No creo que haya criterios convencionales para juzgar a esta chica, y me gustaría que esas ambigüedades suyas sedujeran y la vez tocaran un poco las narices a los lectores.
¿Qué le dirías a un lector para que comprara alguno de tus libros?
Yo me lo he pasado bien escribiéndolos. Leerlos debe ser incluso mejor.
¿Cómo creas tus personajes? ¿Te basas en tu entorno a recurres a tu imaginación?
Tengo mi mitología personal, que ha ido creciendo y madurando conmigo desde hace años. Me gustan los sujetos diferentes, marginales, desde un punto de vista social, de la personalidad y el pensamiento, que rompen los esquemas de los demás y cuestionan la realidad. Me gustan las mujeres inteligentes y de carácter potente, subversivo. Por supuesto, me gustan los tipos malos y en ellos he venido trabajando bastante más, sobre todo desde "Wayfarer". Hay sobrados estímulos ahí fuera, que hacen saltar un "clic" aquí dentro (en la cabeza, o en el pecho). Pero, sobre todo, recurro a mi imaginación. Es literatura. Es ficción. Se trata de imaginar. Mis personajes tienen que ser enteramente míos, así que si empiezan pareciéndose a algo, los pulo hasta que tienen una identidad propia. Quiero que lleguen a excitar la imaginación del lector.
¿Qué consejo le darías a alguien que justo empieza su novela? Va, dinos ese truco secreto…
Le diría que se lo pensara. Porque va a suponer muchas horas de empeño y dedicación sin garantía de éxito. Y si ya se lo ha planteado seriamente, le diría que no se empecinara en complacer a todo el mundo. Pero que sí piense en un lector que tal vez se parece a él mismo, o alguien a quien aprecia mucho y que podría ser su público ideal. Y que escriba para esa persona, real o no. Que trate de emocionarla, sorprenderla, dejarle un recuerdo duradero; más que eso, una semilla de imaginación, algo que enriquezca su vida un poco más. No tiene que ser necesariamente súper original, basta con que sea honesto y cuide su principal herramienta de trabajo: el idioma. Ah, y que cada día escriba (nulla dies sine linia), con una pequeña meta periódica: pintando a ese personaje que ama, acabando ese capítulo por difícil que parezca, puliendo su escritura, dando una avance más, dándose cuenta de que un retroceso nunca es fracaso sino un movimiento a tiempo... Paso a paso, conseguirá acabar esa obra.
¿Qué autores acostumbras a leer?
Leo a muchos autores, no suelo encallarme en uno solo, y no me detengo en un solo género literario, aunque, por supuesto, siempre hay algunos que me gustan más que otros. Con los que repito con frecuencia. Os puedo citar a los autores que más busco y releo últimamente: en materia de poesía, Luis Alberto de Cuenca, Luis García Montero, Almudena Guzmán, Pizarnik y Sylvia Plath; en narrativa, Nabokov, Camus, Woolf, Thomas Pynchon, Foster Wallace, Mariana Enríquez, Emilio Bueso, Pilar Pedraza, Fernando Iwasaki, Thomas Ligotti, Tim Powers, James Ellroy, James Sallis, Chester Himes y Jim Thompson. Como veis, resultan muy diferentes entre sí, pero dado que los escritores somos algo así como urracas, yo siempre digo que voy buscando en ellos las cositas más brillantes para llevármelas a mi nido.
¿Te has planteado publicar tus libros?
Por eso mismo nos estamos leyendo aquí.
Para finalizar, termina la frase: megustaescribir porque…
escribiendo puedo combatir lo que no me gusta.
Cuéntanos alguna anécdota relacionada con tu experiencia como autor
Más que anécdota, una de las experiencias recientes, y recurrentes, que he tenido, en relación con megustaescribir, es la de recibir correos y mensajes de personas interesadas por mi trabajo. Y también, o mejor dicho sobre todo, de personas que, por alguna razón, consideran que yo puedo ayudarles a mejorar sus escritos. Hago lo que puedo y, sinceramente, no tengo mucho tiempo en los últimos meses.
Biografía del autor
Noel (Barcelona, 1983) es profesor de Lengua y Literatura Castellanas. A los veinticinco años abrió junto a su pareja una galería de pintura y antigüedades. Todavía trabaja durante sus ratos libres en su taller de restauración de obras de arte. Actualmente, cursa estudios de Doctorado en Lingüística y Literatura.
Es graduado en Lengua y Literatura Españolas, Máster en Profesorado de Secundaria, y Máster en Investigación y Formación Literaria y Teatral. También es titulado en Conservación y Restauración de Bienes Culturales; fue en la academia de Bellas Artes donde conoció a su compañera de vida. Hoy viven en Santa Eulalia del Río (Ibiza) y tienen dos hijos.
Noel está empezando a dar a conocer sus obras.
UN LIBRO: uno reciente: Perfidia, de J. Ellroy
UN AUTOR: James Sallis
UNA LIBRERÍA: Hipérbole, en Ibiza.
UN PERSONAJE: Lew Griffin, en El Tejedor
UNA PORTADA: La historia interminable
Alfonso Martínez Mayorga - lunes, 16 de enero de 2017
Escribir y leer son parte del afán de cultivar el espíritu, motivo primordial de un escritor y un buen lector; divertir y dejar pasar el rato corresponde a algo más ligero que el agua, donde no te preocupas por ahogarte, sino por flotar a la deriva. Un escritor debe tener el carácter para transmitir sabiduría, el lenguaje que utiliza lo puede definir como crítico, mordaz, apasionado, inspirado o sublime, tal vez arrogante o pendenciero, pero lo importante es el mensaje que trasmite. Para mi, la magia consiste en saber expresar un mensaje trascendental como punto de partida; el guión, la trama o el escenario son creaciones obligadas.
RE:
ALINE OROZCO - lunes, 15 de enero de 2018
Concuerdo totalmente . La mejor escritura es la que trasciende en nuestro espíritu y va forjando nuestro carácter y manera de ver la vida
Dabone (Lucio) - miércoles, 15 de noviembre de 2017
Felicitaciones GENIO! Excelente escritor y buena gente, saludos desde Argentina!
George Little - miércoles, 18 de enero de 2017
¡Oh, sí que es arduo escribir un libro! ¡Hay que pensarla bien! Mucha dedicación de horas para crear una historia como dice Noel sin garantía de éxito. Su obra principal del autor entrevistado... es un libro muy bien trabajado, y causa envidia no saber tanto como él en la escritura. Felicidades para el ganador.