Hoja de otoño

Hoja de otoño

  • Relatos cortos
  • 2 capítulos

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Descripción

Soplaba una brisa cálida, moviendo las ramas de los árboles en su invisible caminar, unas pequeñas mariposas sufrían este paso como si de un tornado se tratara, los gorriones, se agazapaban uno contra otros, como aprovechando la ocasión para fortalecer la amistad con sus similares. Estaba yo recostado sobre la suave hojarasca, recibiendo los débiles rayos del sol que se filtraban entre las nubes, dieron 6 campanadas en la iglesia que veía a lo lejos, al parecer pase toda la noche en este sitio. Me propuse levantarme y regresar a la casa, tal vez estaban preocupados por mí, pero ¿quién? Nadie sabía que estaba allí, les había dicho a todos que estaba en mi cama cuando era hora de dormir, mi pensamiento imagino las más locas casualidades desde visitas sorpresa de mi familia, quienes no saben dónde está mi departamento; hasta visitas de personas que saben dónde vivo pero que no podré volver a ver. Me levante despacio, mi cuerpo estaba entumido, agradecía el hecho de estar en una ciudad con un clima cálido, era una ciudad mágica, con un volcán a la vista y ríos en sus faldas, habían aguas termales, y dulces aromaban el ambiente, tenía un nombre extraño, que inspiraba sonrisas. Me levante y mientras lo hacía pude ver como caían hojas secas a mi alrededor, eran de muchas formas redondas, largas, algunas muy pequeñas y otras tan grandes como mi cabeza. Una me cayó en el hombro, y pude sentir por un momento su miedo; me puse a pensar en la hoja, reflexionar sobre su vida, sé que suena a pérdida de tiempo, y tal vez a locura. La hoja, había cumplido con un trayecto de su vida, había visto amaneceres, y sentido fríos anocheceres, estuvo en torrenciales lluvias, y bajo inclementes soles, estuvo cuando las larvas de mariposas atacaron su rama, y cuando los gorriones las defendieron de ellas. Su vida tal vez parecía aburrida, pero no tanto desde mi punto de vista. Una simple hoja dirán algunos, pero ¿Qué sería de un árbol sin hojas?, nada, las hojas son su vida. Como las hojas de un buen libro, que sin ellas solo sería una cubierta sin sentido. Cada hoja es una historia, cada hoja es un camino, cada hoja es un respiro, y cada hoja es un suspiro. Mire la hoja y al sentir su miedo, una lagrima afloro de uno de mis ojos, la entendía, tenía miedo a lo que le venía, no sabía incluso que pasaría, se dejaba llevar por el viento, como yo por la ida en los últimos días, sabía que habría momento que tocaría fondo, y eso la aterraba; no pude más que intentar calmar sus penas, que más bien eran mías tomando forma de un hoja color café. Estarás bien le dije, todo saldrá bien, has cumplido una etapa, y lo has hecho bien, ayudaste a crecer grande y fuerte a este árbol y debes estar orgullosa de ello, tuviste buenos momentos en él y no debes olvidarlos jamás, pero su camino debe separarse, tú lo podrás ver desde lejos, pero ya no podrás ayudarlo, ahora tu camino es otro, y debes seguir sola, ahora llegaras al fondo, y ahí encontraras una semilla a quien podrás ayudar, porque tu camino es ese, tu razón es esa, ayudar a surgir, tu eres feliz así, y lo volverás a hacer, ya no de la misma forma que lo hiciste con ese árbol, porque eso se logra solo una vez en la vida, pero sí de otra manera, ya encontraras la forma, siempre lo haces. Mientras decía esto sentía como más lagrimas recorrían mis mejillas, y como más hojas caían sobre mí, caí con ellas arrodillado, no soportaba el peso de mi existencia, algo similar me paso la noche anterior, estuve así por una par de minutos, en los cuales tome la hoja y la deposite junto a una pequeña semilla de mandarino que alcance a ver, esperaba que eso tranquilice a la hoja. Volví a juntar fuerzas para ponerme de die, y de a poco como un niño que acaba de levantarse caminaba, un paso aquí, un paso allá, evitaba pisar las hojas, pues sentía que eran como mis recuerdos. Logre llegar a la entrada de la ciudad, y de nuevo me puse el traje de todos los días, la sonrisa que decía estoy bien, la sonrisa que decía estaré bien, la sonrisa que gritaba ayuda. Mi vida es como una hoja, una hoja de otoño, que ha cumplido una etapa y no sabe que pasara.

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