Boulevar de sueños rotos

Boulevar de sueños rotos

  • Relatos cortos
  • 2 capítulos

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Descripción

Otra vez, estoy aquí, en este sitio que hacía mucho no visitaba, este sitio que aunque lo admita conozco demasiado bien; las paredes están adornadas con las viejas cartas de amor escritas; en algunas existen regalos, en el suelo crujen las hojas secas de las rosas; hay de varios colores, aunque el rojo es el que prima en este silencioso sitio. Cuanto tiempo ha pasado desde que entre aquí, tal vez 3 o 4 años; no lo recuerdo. Mi visita sin embargo hoy no es coincidencia, eh venido a dejar un recuerdo más, ya es hora de que ocupe un sitio en este boulevard; es el recuerdo más grande, y por lo tanto pesa mucho, lo arrastro lentamente mientras avanzo por el lugar; miro, en las paredes, historias de cóndores y venados, caracoles y estrellas, gotas y fuego; recuerdo la historia del rio y el lago; cada una inspirada en su momento, cada una un hoja pasada; cada una un suspiro robado. Camino y el peso me vence; mi cuerpo no quiere dejarlo aquí, pero mi mente sabe que ya es tiempo de avanzar; mi cordura, mi paz y mi vida está pendiendo de un hilo, y si yo no los salvo, NADIE LO HARA. Tengo pensado el sitio ideal para este recuerdo, que ahora vuelve a tener cara de ilusión; estará en el centro de todo el boulevard; rodeado de cada uno de los actos de amor que sin querer él provoco, ellos lo cuidaran y si regreso acá podré verlo, estará bajo la luz de la luna; para que nunca se opaque por nada; y cerca de la fuente; para que nada lo marchite; él, por otro lado dará calidez a los recuerdos, y reflejara su brillo sobre todos los demás. Al dar un paso, tropiezo con un bulto en el piso, me agacho y reviso a que se debe; es un montón de sueños, sueños que no se cumplieron; y metas que no se lograron; recuerdo este sueño; es de cuando quise componer una canción; logre escribir la letra, pero nunca pude pensar en la melodía; tal vez en ese momento no tenía la inspiración suficiente para terminarla. Junto a él, veo otro sueño conocido; cuando quise viajar a machu picchu, este era más reciente; aunque igual de frustrante. Me levanto y limpio los pétalos secos de mis rodillas; un pétalo azul se queda pegado en mi pierna, y con él un recuerdo más se aferra a mí; no pasa nada; una lágrima cae sobre el pétalo y caen los 2 al piso. Coloco el recuerdo en su nuevo hogar; y me fijo que este seguro; no quiero que algo que me dio tantas sonrisas sufriera algún daño; lo limpie por última vez, me despedí de él, de la siguiente manera: “Adiós mi mayor sueño, mi mejor ilusión, Adiós mi cita favorita, mi inspiración constante Siempre te recordare, con una sonrisa en el rostro Siempre te recordare con un vacío en el corazón Adiós mi musa, y mi razón, mi motivo y mi anhelo. Adiós...” Debe estar lloviendo pues gotas de agua caen sobre el recuerdo, aunque aquí no podría alcanzarnos la lluvia. Empiezo a salir de este, mi boulevard de sueños rotos; un último vistazo, una última sonrisa, una última lagrima. De nuevo en mi escritorio, de nuevo en la rutina, nada ha cambiado, aunque siento que me falta todo, como es posible que algo que no tiene cuerpo, que no ocupa un espacio, que no tiene un peso, que no tiene forma, que no tiene olor, pueda dejar un vacío tan grande. Tengo todos mis órganos, mis 2 pulmones, que respiran con dificultad, mi corazón que late sin motivo, mi estómago que ya no tenía hambre, y mi cerebro que no pensaba racionalmente; todo estaba ahí, donde debe estar, entonces; ¿POR QUÉ SIENTO QUE ME FALTA TODO?. ¿Porque me pasa esto? ¿Por qué siento esto? ¿Qué mal pude haber hecho en esta o en otra vida para merecer vivir esto? El tiempo parece ir más lento ahora, y eso está bien, porque ya no tengo ganas de correr.

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