Descripción
Oyendo como se aproximaban las cavernosas pisadas de su anfitrión, Marcos Bauer se ubicó en ese umbral de ripios, con el afán de hacer un esencial seguimiento de un pasado en el que prevaleció la furia del deliro sobre cualquier sensatez. Llevaba papeles de trabajos y una libreta apuntes, y estaba dispuesto a actuar lucidamente durante esas horas de la tarde. Derramaba un éxtasis santo por la posibilidad de discernir lo que fueron violencias y estancamientos morales. Tenía la necesidad personal de hacer ese ejercicio con el que intentaría una sanación: la resolución de las paradojas que aún se incrustaban en el corazón de los suyos (para que nada quedara indeterminado cuando la prolongación de los años no era desdeñable, y la vida de quien sería su anfitrión se perdiera en uno de los excesos que tramita el tiempo).
Bauer pensó en el apartado de una meticulosa ley antes de encontrarse frente a frente con el dueño de casa, el receloso Ariel Geller, su mujer Betty, y el apoderado legal que estaba llegando con puntualidad. Se esmeraría en desmantelar definitivamente a una gran aflicción; encaminaba a su amabilidad con un eficaz uso de las palabras, que al fin de cuentas eran el motor que competía a la revelación de acontecimientos como algo radical que se confrontaba a la negación hecha por el tozudo silencio. Aquello se ligaba a una reparación explicita que a la vez serviría para concientizar al máximo. Y no se lo interpretaría de manera asimétrica ni alejándolo de la negra totalidad.
Cuento, 32 páginas.
chivo renzetti - miércoles, 26 de julio de 2017
Muy bueno