Seguimos con nuestros artículos sobre los géneros literarios. Hoy nos centramos en la novela… ¿Moderna? ¿Postmoderna? ¿Contemporánea? Seguid leyendo el artículo y lo entenderéis.
¿Por dónde empiezo?
Vamos a ello. Seguramente muchas veces os habréis preguntado a qué género pertenece el libro que tenéis entre las manos…no es terror, no es novela negra, no es ficción… ¿entonces qué es?
De una manera genérica, se llama literatura contemporánea a toda la literatura de después de la revolución francesa (o de la Segunda Guerra Mundial, según a quién preguntéis), independientemente de su género o subgénero; así que, estrictamente hablando, las otras dos denominaciones entran también dentro de esta designación.
De las tres denominaciones del título, la literatura moderna es la que está más acotada formal y temporalmente: inició en Europa a principios del siglo XX y duró hasta los años 40 aproximadamente.
La literatura modernista fue (y es) considerada como una literatura bastante esnob, ya que exige por parte del lector un esfuerzo mental que ningún otro género o movimiento (salvo la poesía) había requerido hasta entonces; la prorrogativa de los autores modernistas era precisamente ésa: crear una literatura que no estuviese al alcance de todos.
Los textos modernistas suelen ser fragmentarios, con multiplicidad de voces narrativas, saltos temporales, y elementos psicoanalíticos como monólogos internos y con un lenguaje muy diverso: en un mismo texto podemos encontrar argot, onomatopeyas, cultismos o traducciones fonéticas literales. Lo que se busca es dar un punto de vista diferente de una historia que tal vez ya ha sido contada muchas veces. De manera gráfica podríamos ilustrarlo de la siguiente manera:
A la izquierda vemos la imagen típica de la crucifixión de Cristo que hemos visto miles de veces retratada: nosotros somos los espectadores y vemos al Cristo desde abajo, la segunda imagen (Dalí, 1954) muestra un punto de vista nunca visto hasta entonces: el punto de vista del Padre.
El modernismo también abraza la modernidad de la vida: la soledad y el aislamiento causados por la tecnología, las narrativas cotidianas despojadas de grandes ideales o tópicos, la búsqueda de la propia identidad y la introspección en su estado más puro: de una manera totalmente irracional y llena de imágenes y recuerdos que pueden parecer inconexos.
Veamos las primeras líneas de Retrato del artista adolescente de uno de los grandes representantes del modernismo: James Joyce.
“Allá en otros tiempos (y bien buenos tiempos que eran), había una vez una vaquita (¡mu!) que iba por un caminito. Y esta vaquita que iba por un caminito se encontró un niñín muy guapín, al cual le llamaban el nene de la casa…
Su padre le contaba esta historia: Su padre le miraba a través de un cristal: tenía la cara peluda.
Él era el nene de la casa. La vaquita venía por el caminito donde vivía Betty Byrne: Betty Byrne vendía trenzas de azúcar al limón.
Ay, las rosas silvestres florecen
en el pradecito verde.
Esa era la canción que cantaba. Esa era su canción.[…]”
En ella se entremezclan los recuerdos de la infancia del protagonista: las imágenes, las sensaciones y los sonidos se combinan en un pastiche que resulta en algo muy similar al pensamiento humano.
Además de James Joyce, otros grandes escritores modernistas son Virginia Woolf, William Faulkner, John Steinbeck, Gertrude Stein, Henry Miller, T.S Elliot, Ezra Pound o Ernest Hemingway entre otros.
Postmodernismo
El postmodernismo surgió en respuesta a este movimiento elitista y busca todo lo contrario a su predecesor: acercar la literatura a las masas.
La democratización del arte y su integración en la vida cotidiana es una de las metas del postmodernismo, que exalta las corrientes mainstream y las lecturas accesibles y llenas de referentes a la cultura pop.
De nuevo, para poner un ejemplo gráfico podemos representarlo así:
El postmodernismo también refleja las problemáticas más actuales y nos ofrece perspectivas poco tradicionales: grupos marginales, feministas, homosexuales o inmigrantes toman la palabra y cuentan su lado de la historia. También se escribe sobre problemas medioambientales, interacción con los medios, racismo o religión (aunque desacralizada), y se cuestiona la “versión oficial”, defendiendo siempre la posición de “diferentes puntos de vista” aunque sin llegar a la introspección.
“El viejo George Orwell lo entendió todo al revés. El Gran Hermano no está mirando. Está cantando y bailando. Está sacando conejos de un sombrero. El Gran Hermano está ocupado en reclamar tu atención en cada momento que pasas despierto. Se asegura de que estés distraído.”
En este extracto se hace referencia a George Orwell, aunque de una manera casual, no idealizada, y también se habla de los medios y su gran repercusión e influencia en nuestras vidas cotidianas.
Otros autores postmodernistas son Aravind Adiga, Vladimir Nabokov, Philip K. Dick, Irvine Welsh, Jack Kerouak, Salman Rushdie, o García Márquez (éstos últimos dos dentro del subgénero de realismo mágico) entre muchos otros.
Novela Contemporánea
Y por último, como ya mencionamos en las introducción, la literatura contemporánea es estrictamente hablando, toda aquella prosa escrita a partir de los siglos XIX o XX (según las fuentes). Un texto escrito en nuestros días se considera como narrativa contemporánea sin ser necesariamente postmoderno, ya que su temática puede ser completamente diferente. Actualmente también se escriben textos que por sus características bien pueden definirse como modernistas, o neo-modernistas, como es el caso del escritor Cormac McCarthy.
Los autores contemporáneos pueden ser tan dispares como la siguiente lista: Mark Twain, Arturo Pérez Reverte, Carlos Fuentes, Elena Poniatowska o Victor Hugo.
Esperamos haberos ayudado a aclararos un poco dentro de este mar de géneros y términos literarios. Ahora sabéis que todos vosotros sois escritores contemporáneos.
Lucas D. Lilo - domingo, 4 de marzo de 2018
Me gustó, aunque tal vez faltó un poco de profundización en el género contemporáneo. Muy útil