En la sección de marketing para escritores hemos ido compartiendo consejos sobre cómo mover nuestra novela, cómo darnos a conocer como escritores, cómo usar las redes sociales… Pero muchas veces debemos contar nuestra novela en voz alta y en muy poco tiempo. Ya sea a amigos, editores, suegros, alguien que te acaban de presentar… Muchos lo vivimos con nervios e inseguridad y eso no ayuda a que seduzcamos a nuestros interlocutores… ¿Qué hacer? ¿Cómo mejorar en ese aspecto? A continuación, algunas ideas:
Primero, calma
No es un examen. No tienes por qué gustarle a quién te escuche porque tu novela no tiene por qué interesarle a todo el mundo. Debemos entender que si nuestra obra tiene como motor a unos zombies ninjas seguidores de las ideas de Descartes, quizá, haya mucha gente que no empatice con nuestra idea. Lo mismo pasa con los editores: si su sello solo pública novela romántica, por bien que les expliquemos nuestra novela, por buena que sea, esa idea con zombies no les va a interesar. Así que calma, no tengamos miedo al público hostil o no interesado: existe y nos lo encontraremos.
Luego, relájate. Tan sólo tenemos que contar algo que conocemos a la perfección. Y es que llevamos muchos meses trabajando en el proyecto. Pero no está de más preparase un poco. Como ya hemos comentado, hay que pensar en qué género lo englobamos (ayuda mucho a que se hagan una idea rápida sobre la novela), sus puntos fuertes, aquellos que puedan interesarle más al interlocutor en concreto que tengamos delante…
En ese sentido, debemos adaptar nuestro discurso según el público que nos esté escuchando. No le contaremos una historia a un amigo de la misma manera que a un editor o a nuestro padre.
El storyline
Éste es un concepto muy común en el mundo del cine y de las novelas y, evidentemente, muy americano. Consiste en resumir la historia en una sola frase. Parece difícil, ¿no? Pues no lo es tanto. Al final consiste en expresar quién es el protagonista, qué le sucede y por qué.
Hacer este ejercicio no ayudará, además, a concretar y tener claro de qué va a ir nuestra historia. Si la trabajamos y, en cierta manera, la memorizamos, será una muy buena manera de empezar la presentación de nuestro libro. ¿Por qué? Fácil, pues desde el principio dejaremos claro de qué va y veremos si el tema llama la atención de nuestros interlocutores. En caso positivo, podremos alargarnos más en nuestra explicación. En caso negativo, resumiremos y dejaremos el pabellón bien alto.
Menos es más
Siempre. No es necesario que nos extendamos en exceso en la explicación. Concentremos la información, basémonos en los puntos fuertes e interesantes y dejemos puntos en el aire para que pregunten.
Ojo, las preguntas puede venir porque no han entendido lo explicado o porque hemos sido buenos narradores y hemos explicados cebos algo ambiguos que han picado la curiosidad de nuestros posibles lectors. Evidentemente, ese es el camino a seguir. Si ante la pregunta de alguien somos capaces de responder: “para entender eso, deberás leer el libro”, es que hemos conseguido nuestro objetivo: seducir al otro.
El Storytelling
Este concepto se ha puesto muy de moda en el mundo del marketing en los últimos años. Se trata de convertir el concepto de una marca en una historia a contar que empatice con el interlocutor/consumidor. Lo mismo podemos hacer con nuestra implicación, como escritores, con el libro. Lo veremos más claro con un ejemplo.
Imaginemos que escribimos un libro sobre el barrio de Sants de Barcelona durante los años 50. Si toda nuestra familia es de allí, si empezamos el libro al conocer al abuelo de nuestra nueva novia (quien nos contó mil historias del momento), si al mudáramos a nuestra casa en el barrio encontramos una caja con unas cartas de amor… contemos nuestra implicación con la historia y ésta ganará interés además de ayudar a que nuestros interlocutores empaticen más con la novela que les estamos contando.
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