Me gusta escribir

Los lectores podemos ser muy crueles. Pensemos en cuando vamos a una librería y echamos un vistazo a la mesa de novedades. Seguramente, nos fijamos primero en aquellos libros cuyas portadas llaman la atención, aquellos escritos por autores o autoras que conocemos o editados bajo los sellos que habitualmente compramos.

Luego queda el resto, que quizá los ojeamos. O quizá no. Da igual, lo más probable es que nos dejemos seducir (o no) por el título y por la contraportada. Dedicaremos pocos segundos a agarrar el libro y leeremos en diagonal toda la información que nos ofrece. Y, con ese veloz análisis, si el libro no se explica rápida y eficazmente, lo dejaremos donde lo hemos encontrado. Es evidente que muchos de los que dejarán nuestro libro de nuevo en la mesa no están interesados, por bien explicado que estén género, temática o la historia en sí. Pero se pierden muchos lectores potenciales por el simple hecho de explicar mal el contenido del libro que están chequeando.

Así pues, veamos. A la hora de encontrar lectores, es casi tan importante tener una gran novela como presentarla adecuadamente. El primer paso es el título. Si queremos dejar clara la temática de la novela, el título deber estar en la línea. Si lo que queremos es despertar misterio o una sensación, debería desprender una u otra opción. No nombremos a nuestro libro con un concepto metafísico si escribimos chick-lit (a no ser que esté directamente relacionado con el contenido o la vida de la protagonista) ni llamemos “Patatas fritas” a un libro de fantasía heroica.

¿Cuántas veces, a la hora de escoger una película, hemos elegido una u otra gracias a la sinopsis que se ofrece en las webs o en las carteleras del cine? ¿Y cuántas sinopsis de películas que ya hemos visto nos han sorprendido de lo mal que explican el film? Con los libros pasa lo mismo. Los lectores, vista la portada, voltean el libro e intentan descubrir algo más. Esos textos son cruciales: si no enganchan, si no explican el contenido, si es rimbombante, poco claro… el lector no hará ningún esfuerzo para leernos y, evidentemente, ni para comprarlo.

Lo mismo sucede con las citas de críticas que nuestra obra en la prensa ha recibido en la prensa y que se añaden en el libro. Oh, claro, solo los libros más vendidos obtienen críticas en los medios. Puede ser, pero si el nuestro las tiene, vigilemos qué citas escogemos, si se adecúan al tipo de libro que tenemos entre manos…

Si bien es cierto que muchos de estos factores los escoge y redacta la propia editorial, es importante que estemos encima, que intentemos opinar y direccionar todo el discurso. Y, todos estos consejos, cobran mucho más sentido si estamos autopublicando: estos elementos dependerán de nosotros mismos, por lo que no está de más seguirlos.

Y bueno, como sabéis, el mundo del marketing es muy agresivo. Muchos autores o marketers envían copias cordiales a críticos para invitarlos a escribir sobre el mismo. Esto no es una mala práctica, pues es el crítico el que decide si habla sobre el libro o no. Nostros solo le facilitamos la copia. Pensemos que, en estos casos, es primordial que expliquemos bien el libro en el mail de presentación o la carta que adjuntemos en el envío. Eso puede provocar que el libro llame la atención del crítico. No comunicar bien el contenido/calidad de la novela puede suponer lo contrario: que nuestra obra quede relegada y olvidada en la estantería de “libros que nunca leeré”.

Y eso se extrapola a todos los niveles. Muchos de ellos ya los hemos comentado en otros artículos: cuando expliquemos nuestros libros a amigos, conocidos y, lo más importante, a editores que puedan acabar publicando nuestra obra. Seamos claros, concisos, persuasivos. Seamos capaces de definir y explicar nuestra historia en una sola frase. Usemos referentes (aunque, cuidado, los referentes son una arma de doble filo), comparaciones, adjetivos sensoriales… Así pues, ¿por qué es importante explicar bien nuestra novela? Porque nos ayudará a llegar a más lectores.