Siempre pensamos que el trabajo de un escritor termina cuando ponemos el punto y final a nuestra historia. Eso, en verdad, no ha sido así nunca. Si una editorial decide publicar nuestra novela, debemos trabajar mano a mano con el editor, entender y aplicar sus cambios, colaborar con otros aspectos de la edición como el diseño…
Y llega el siglo XXI, donde el marketing se convierte en una herramienta crucial para vender libros. Tendemos a pensar que el marketing es ese departamento que gana mucho dinero a base de vender y explicar los productos. Pero, al final, cualquier escritor, solo con abrir la boca, forma parte de la campaña de marketing de su libro actual y de los ya publicados. Es importante que ensayemos cómo contamos nuestra novela. Y es que, si no entiendo de qué va una novela, no la leeré. Así que, ¿qué debemos hacer?
EXPLIQUEMOS NUESTRA HISTORIA CON BREVEDAD Y CONCISIÓN
Cuando se trata de contar nuestra historia, de resumirla, de venderla, no nos vayamos a la alta literatura. Lo importante es ser concisos, concretos, explicar la trama, el tema y el tono en pocas palabras. Una buena manera de practicar es ponerlo por escrito. Resumamos nuestra historia, agrupemos y potenciemos los puntos fuertes y, si no pasa de diez líneas, seremos capaz de contarla sin aburrir. Todo lo contrario: llamaremos la atención.
Ahora bien, no pongamos toda la carne en el asador. Quien nos escuche contar nuestra novela, quien lea una explicación en un artículo o una entrevista que nos hagan, debe quedarse con ganas de más, con preguntas que solo se resolverán leyendo, con la curiosidad suficiente para que vaya a una librería, compre el libro y le dedique tiempo de su lectura.
CUIDADO CON LOS REFERENTES
Muchas veces usamos demasiado a la ligera los referentes. El “esta novela se parece a…”, o “este autor tiene un estilo parecido a…” no siempre son efectivos. Puede que la comparación no sea verdad, o no tenga los matices suficientes para que lo sea, puede que el interlocutor odie esos referentes y que perdamos a posibles lectores por intentar parecernos a un gran maestro. Confiemos en nuestro texto, en nuestra personalidad y, si damos referentes para explicarnos, porque consideremos que es positivo y que ayuda a nuestros interlocutores/lectores a crearse una imagen fiel de lo que será nuestra novela, maticemos, concretemos, marquemos también las diferencias que hacen que sea única y que, por lo tanto, deba ser leída.
¿CÓMO PUEDO HACERLA MÁS ATRACTIVA?
Para responder este tipo de preguntas, debemos tener en cuenta varios factores:
- Como ya hemos dicho, identificar y resaltar los puntos fuertes de nuestra novela.
- Nuestro interlocutor/a: podemos adaptar nuestro discurso al interlocutor. Si nuestra novela es histórica y tiene una gran historia de amor, podemos hacer más hincapié en el género que prefiera. ¿Es más de novela romántica? Potenciemos, en nuestra explicación, la parte amorosa de la trama.
- La actualidad: ¿tiene nuestra novela algún punto en común con la actualidad? Por ejemplo, imaginemos que nuestro libro explica los movimientos obreros de principios del siglo XX. Fácil, podemos establecer paralelismos con los movimientos sociales surgidos en Europa a raíz de la crisis iniciada en el 2008.
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