Como escritores, nuestro objetivo principal debe ser siempre el contenido y no el continente. Esta obviedad no debe quitarnos otra de nuestro horizonte: los escritores deberíamos decir mucho sobre el continente de nuestras obras. Y es que somos los que más conocemos nuestras historias, poemas…
Ya hemos hablado sobre cómo conseguir un buen título para nuestra interesante novela, cómo desarrollar una buena primera frase que captive al lector y, hoy, toca la portada… ¿Cómo puedo crear la portada perfecta? No lo sabemos. Pero os damos algunos consejos para que nos acerquemos a ese objetivo.
Tu portada cuenta cómo es tu historia
Antes de empezar debemos pensar qué queremos transmitir con nuestra obra. ¿Una idea? ¿Un sentimiento? ¿Una reflexión? Si tenemos claro eso, será más sencillo pedirle a un diseñador o diseñarla nosotros mismos. ¿Por qué? Es fácil. Y es que nuestra portada, al margen de la estética, debe reflejar el contenido de la idea. Con un solo vistazo, nuestro lector debe entender el tono, el tipo de historia, aquello que encontrará en su interior.
La portada debe ser la punta del iceberg de nuestro libro. De una manera rápida, superficial y clara, quién la observe debe entender toda la profundidad que se esconde trases cubierta. Si conseguimos captivar a los lectores, atraparlos, nos leerán.
A partir de esa idea, de transmitirla, podremos tomar decisiones de diseño. Colores, tipografías, fotografías o ilustraciones… No se reflejará de la misma manera una historia policiaca, de amor o de ciencia ficción. Tampoco se reflejará igual si nuestra historia va dirigida a adolescentes, adultos, europeos, asiáticos… todos los factores cuentan para que nuestras cubiertas cumplan su objetivo.
Por lo tanto: debemos saber qué queremos comunicar y cómo queremos expresarlo en una portada con todos los recursos gráficos que requiramos.
Veamos algunos ejemplos de uno de los mejores diseñadores de portadas del mundo, Peter Mendelsund.
No quiero contar, quiero sugerir
Bien es cierto que otra estrategia consiste en generar expectativa, o sea, sugerir más que explicar. Podemos, en vez de mostrar la punta de nuestro iceberg, dar sólo el mapa para llegar a él, explicando visualmente que, al llegar y sumergirte en sus aguas, será toda una aventura. Eso se traduce en crear una ambientación a través de colores, fotos, lo que requiramos… que atrape y les produzca a nuestros lectores ganas de más. Eso sí, debemos marcar la dirección. Si nuestra novela es negra, que no parezca romántica para sorprender. Frustraremos a nuestros lectores.
La portada debe seducir
Al final, la portada, aparte de transmitir o sugerir, debe seducir. Debe llamar la atención. Cuando vayamos a las librerías, analicemos los libros expuestos. ¿Qué tipo de portadas nos llaman más la atención? ¿Cuáles hacen que nos detengamos y exploremos un libro? Sí, esos son ejemplos de buenas portadas, que llaman la atención.
Ahí hay una trampa. No a todo el mundo nos seduce lo mismo. Hay muchos tipos de lectores y, cada uno, se deja llevar por un tipo de estímulos literarios y visuales. Estudiemos a nuestro lector, entendámosle, veamos qué busca y, en función de las conclusiones, tendremos más pistas sobre cómo diseñar nuestra portada.
Otro ejercicio consiste en hacer lo mismo con las diferentes portadas colgadas en nuestra red social. Vayamos al apartado de y analicémoslas. Luego leamos los manuscritos. ¿Transmiten la idea principal? ¿Sugieren? ¿Qué puntos positivos y negativos les veis? Apuntamos nuestras conclusiones y apliquémoslas a nuestros proyectos.
Os dejamos un ejemplo, una selección de las que se consideran las mejores portadas de 2014.
Las editoriales
Normalmente, en las editoriales, de estos menesteres se ocupa el departamento de marketing. El escritor tiene poco que decir y, bueno, si se le hace partícipe, es por educación. Adelantémonos a ellos, hagamos una propuesta antes de que nuestro manuscrito llegue a marketing. Si es buena, la escogerán y habréis conseguiremos nuestro objetivo.
Por otro lado, las plataformas de autopublicación otorgan, en su mayoría, el control del escritor sobre todo su proyecto. Normal, estamos pagando. Aprovechemos la oportunidad.
Y bueno, no cabe decir que uséis todos los recursos que tengáis a mano. Si controláis programas de edición, atrevámonos a diseñar nuestras portadas. Sino, pidamos consejo a amigos y familiares que tengan nociones de diseño o contratemos a un diseñador. Y, sobre todo, testeemos nuestras portadas antes de que se publiquen. Pidamos opiniones, saquemos conclusiones y actuemos en consecuencia.
Las opiniones de la comunidad (0)
Regístrate o haz logon para añadir un comentario.