Escribimos y creamos mundos que destapan nuestras inquietudes más internas. Pero no nos olvidemos que, en el fondo, hay una gran parte de nuestra vocación literaria que tiene un objetivo claro: encontrar lectores y despertar en ellos los sentimientos más profundos con nuestras historias.
Este objetivo puede ser platónico o premeditado y debemos ver si, para nosotros, escribir es un hobbie o nuestra profesión. Entonces, ¿debemos escribir para nuestros lectores o para nosotros? No vamos a posicionarnos en eso. Respetamos cualquier perspectiva dentro de la escritura. En este artículo compartimos consejos para las dos opciones:
La realidad
Vivimos en un mundo capitalista. Auch, esa realidad daña a nuestra alma de artistas. De hecho, muchos soñamos que nuestros textos lleguen a cambiar el mundo. Pero la realidad es que el mundo editorial es una selva y que cada semana salen muchísimos libros a la venda. Una manera clara de destacar consiste en conectar con el lector. Y, en estos mundos donde la lírica sufre, si entendemos quién nos va a leer, podremos escribir una historia acorde y llegar a ellos. ¿Vale la pena? ¿Debemos seguir ese camino? La respuesta la tenemos cada uno de nosotros o nosotras.
El mundo etiqueta
El mercado está muy segmentado. Eso significa que las editoriales publican para públicos muy concretos. Tienen libros clasificados según el público (edad, zona geográfica, intereses…). Al final es algo obvio, un lector fan de la novela negra y otro de la literatura de vampiros raramente leerán el mismo libro. Pero, entonces, ¿qué pasa con libros como Juego de Tronos o El señor de los anillos que trascienden a su público potencial? Pensad como piensa vuestro lector. Fijémonos que, nosotros mismos, somos los primeros que etiquetamos la vida, los libros que vemos en las librerías, las personas que conocemos. En este punto, no queremos decir que cambiemos el texto, pero si la manera como explicamos nuestra novela. Para llegar a nuestros lectores potenciales, hablemos su idioma cuando les expliquemos el contenido de nuestra obra, no cuando la escribamos. Con este vídeo de uno de nuestros videocursos, podréis ver cómo un escritor puede “explicarse” de una manera eficiente a sus lectores.
Sorprendamos si estamos preparados
No nos engañemos, el lector de una novela de vampiros no espera alta literatura, sino un texto ágil, fluido, que lo transporte a mundos imposibles, tenebrosos y excitantes. Parte de la habilidad de un escritor consiste en adaptar su historia y estilo al tipo de formato y a los parámetros contemporáneos del mismo. Evitemos escribir o usar estilos narrativos que no vayan de la mano con el género, nuestros lectores, el momento histórico. El Quijote es nuestra joya literaria, pero no tiene sentido escribir, hoy en día, como Cervantes.
Pero vamos a llevarnos la contraria a nosotros mismos. Saramago, por ejemplo, con Ensayo sobre la ceguera, usa su particular estilo narrativo que impregna una historia de realismo mágico. A priori, las convenciones de estilo que él mismo se marca no son las habituales en ese subgénero. El resultado, una gran obra con infinidad de distintos lectores potenciales.
Entonces, ¿qué hacemos? Lo importante es no creer que tenemos la respuesta. Y aprender, formarnos, entender los intríngulis de cada técnica narrativa y género. Si los entendemos y dominamos, podremos adaptarnos a ellos para conectar con los lectores o romperlos y tergiversarlos para sorprender, innovar, afinar mejor nuestra voz…
La universalidad está sobrevalorada
Muchas veces creemos que nuestras historias están escritas para todos los públicos, pero los intereses, la capacidad de empatía y comprensión de un lector y otro varía muchísimo en función de muchos factores. Estamos habituados a conceptos como edad, geografía, nivel de estudios… Pero, cada vez más, existen factores que generan posibles lectores: ¿Nuestra novela trata sobre el mundo de la moda? ¿Nuestro protagonista es vegano? ¿O se ha apuntado a la moda de los runners? Añadir este tipo de elementos puede ayudarnos a conectar con lectores que, a priori, no contemplábamos.
Nadie tiene la fórmula para escribir una novela que llegue a todo el mundo. En general, muchos son los temas que pueden llegar a todo el mundo, pero depende de cómo estén formulados, tramados, del momento, del libro, de los intereses generales… Lo que importa es llegar y, en última instancia, vender, a quién sea. Si tenéis preguntas al respecto, no dudéis en formularlas.
Al final, la conclusión de este artículo es que no debemos ver a nuestros lectores como clientes. Debemos escribir, intentar llegar a ellos y dejar fluir nuestras historias. Al final, parte del trabajo de un editor es justo ese, velar por este tipo de decisiones narrativas enfocadas al lector.
Diego Ramírez Reyes - viernes, 16 de octubre de 2015
Ups, una errata: "salen muchísimos libros a la venda."
muy realista
Claudia Zamora - lunes, 9 de febrero de 2015
Totalmente de acuerdo con este articulo. Muchas gracias!
RE: muy realista
megustaescribir - martes, 10 de febrero de 2015
A ti por leerlo!