Me gusta escribir

¡Escritoras y escritores! Mi nombre es Maite Cabeza, soy coach en Palma de Mallorca, y os animo a que os replanteéis vuestra visión sobre las pérdidas en la vida. El mundo de la novela y la poesía pueden ser maravillosos, pero a la vez angostos. ¿Os animáis?

Entendiendo la pérdida:

Para conseguir éxito en la vida, es de fundamental importancia, que aprendamos a sobrevivir a las pérdidas. Hay muchos tipos de pérdidas: pérdidas económicas, de esperanza, de creer en uno mismo, de apoyos, de relaciones... No existe el camino exitoso en el que no tropecemos con las pérdidas.

Dependiendo de cómo entendamos la pérdida, ésta nos fortalece o nos aterroriza, nos bloquea o traumatiza. Para ello debemos entender en qué ha consistido la pérdida, y en cómo podemos sacarle provecho.

El primer concepto es que la pérdida, los baches, los fracasos son útiles como señalizaciones en nuestro camino, porque nos indican por dónde no ir o que tramos debemos arreglar o fortalecer. Si vivimos estas experiencias como oportunidades para aprender, resulta que la “caída” se convierte en ganancia.

Fijémonos una vez más en la sabiduría de los niños:

Un niño que está aprendiendo a andar se cae constantemente: porque va muy rápido y tropieza, porque no calcula bien el ángulo de un mueble y choca contra él... y su reacción es el de llorar (o no), levantarse y volver a intentarlo. No se quedan en el suelo frustrados y diciendo que nunca lo conseguirán, que no merece la pena tanto esfuerzo.

¿No suena marciano si lo ponemos en boca de los niños? Gracias a que tuvimos esa perseverancia para aprender a caminar, hoy en día conducimos, bailamos, hacemos la compra, vamos a trabajar, viajamos... Si hubiéramos dejado de intentarlo ¿dónde estaríamos ahora mismo?

La pérdida artística:

La pérdida artística del escritor tiene que ver con una época de bloqueo y de la pérdida de la fe en uno mismo. Tiene que ver con la no publicación de una obra, que puede ir enlazada con una pérdida de esperanza. Una mala crítica que lleva a una fuerte sensación de humillación y de pérdida de autoestima.

Cuando ocurren estas situaciones tendemos a racionalizar o intelectualizar lo ocurrido e intentamos pasar página sin que se nos note mucho, porque nos da vergüenza, porque nos duele demasiado o porque nos sentimos humillados. Un niño si algo le duele llora, se desahoga, y en cuanto se vuelve a sentir bien sigue jugando.

El primer paso para sanar nuestras heridas requiere reconocerlas, asumirlas y compartirlas. Darnos un tiempo de amor y de comprensión hacia nosotros mismos. No podremos seguir caminando si nos hemos torcido un tobillo y no le damos un tiempo y un espacio para sanarse. Igual que los deportistas de élite necesitan recuperarse de sus lesiones para seguir jugando, los escritores necesitáis recuperaros de vuestras pérdidas para poder seguir avanzando e ir creciendo como artistas.

Se dan casos de escritores exitosos que estando en la cumbre de su carrera, de repente, desaparecen. No pueden escribir más. Se han roto. No han curado sus “lesiones”, y a pesar de haber conseguido el éxito, no pueden seguir adelante. Lo mismo ocurre en otras disciplinas artísticas como en la música, en la pintura, en el baile etc. Seguro que conocéis más de un caso.

Todo final es un principio:

Tenemos la creencia de que el estado en el que nos encontramos ahora mismo en el futuro se expandirá. Si hoy nos sentimos dolidos porque nuestro libro ha sido rechazado por la editorial, por una crítica en el periódico, tendemos a creer que el dolor por el rechazo o la crítica se agrandará. No tiene por qué ser así. Si nos centramos en la pérdida y en el dolor, ésta se expandirá. En cambio, si nos centramos en lo que aprendemos y en lo que si que queremos conseguir en el futuro, éste nos aparecerá. 

Podemos centrarnos en salir fortalecidos de esta situación. Podemos comprometernos con nuevas ilusiones y sueños. El dolor que no se canaliza de forma provechosa se encalla en nuestro corazón. La clave está en la acción: No por haberte caído de la bicicleta dejas de andar en ella.

Algunas preguntas que hacerse cuando nos enfrentamos a las pérdidas:

¿De qué puede servirme esta pérdida?

¿Hacia dónde dirige mi trabajo?

La clave de las respuestas está en saber que podemos sacar algo bueno y confiar en ello, actuando como si ya lo hubiéramos ganado.

El valor más preciado que tenéis los escritores sois vosotros mismos. Mientras tengáis historias que contar seguiréis siendo escritores. Así que no tratéis las pérdidas a la ligera. Una larga vida os espera.

Sobre nuestra coach

Maite Cabeza (Donosti, 1980) es una coach vasca afincada en Palma de Mallorca (España) desde hace unos años. Licenciada en sociología, la carrera le enseñó a valorar y entender el ente social y el coaching a tratar individuo a individuo. Por el camino ha trabajado en televisión, organizando eventos y en marketing. Como ella dice: “No sé ser sólo una cosa y creo que es la manera más interesante de vivir.”

Podéis encontrarla en su web,  Facebook  y twitter.