Hemos dicho muchas veces que publicar un libro puede ser una odisea con difuso final. Cierto es que hoy en día tenemos opciones como la autopublicación que cada día gana más adeptos entre los escritores y los lectores. Pero muchos llegamos a ella cuando nos cansamos de probar lo que sería el método tradicional. Escojamos la vía que escojamos, existen ciertas máximas si queremos publicar una novela. Vamos a repasar algunas de ellas.
Revisemos nuestra novela hasta la saciedad
Un texto siempre se puede mejorar. A veces falla la historia, otras la ortografía o la gramática, otras algún aspecto técnico que hemos pasado por alto… si presentamos un texto impecable, ayudaremos a que un editor se fije en él. Una gran historia magistralmente contada con una gran cantidad de faltas ensucia, genera ruido y es un motivo contundente para rechazar un manuscrito. Por todo ello, no enviemos nuestro proyecto hasta que no estemos seguros de que está más que perfecto.
Tengamos claro de qué va
Parece algo obvio, pero algunos escritores no saben explicar claramente de qué va su novela. Es muy importante que aprendamos a resumirla en una sola frase o en un párrafo a los sumo. Esto nos permite escoger las palabras más precisas que podamos usar para describir el argumento de la novela y, en el fondo, nos ayuda a separar la paja del grano.
Es muy importante que entendamos cuáles son los puntos fuertes de nuestra novela o historia y que los potenciemos cada vez que la expliquemos a un amigo, conocido o editor. Esas fortalezas de nuestra novela son las que tenemos que comunicar sin complejos y las que seducirán a posibles lectores o personas interesadas en nuestro proyecto literario.
Una última idea y una advertencia. La idea: intentemos catalogar nuestra novela en un género. Es una buena manera de que nuestros interlocutores entiendan rápidamente de qué tipo de historia les estamos hablando. A veces es difícil catalogar una trama en un género, sobre todo con las novelas de tono más contemporáneo, pero siempre es mejor definir y matizar que no hablar del tema. La advertencia: cuidado con los referentes. Si mencionamos alguna novela de éxito como ejemplo del tipo de historia que tenemos entre manos escojámoslo bien, no nos pasemos de soberbios (compararnos con una gran novela es siempre peligroso) y aseguremos de que ese referente nos va a favor.
Escojamos con cariño a quién se lo mandamos
Este punto lo hemos explicado en otros artículos pero no nos cansaremos de repetirlo. Enviar nuestra novela indiscriminadamente a todas las editoriales es solo una pérdida de tiempo, de dinero y un generador de frustraciones. Debemos entender que cada editorial tiene su línea que abarca desde géneros concretos, autores nacionales o internacionales, estilos, lectores concretos… Enviar una novela literaria sobre la guerra de Kosovo a una editorial que solo publique ciencia ficción no nos servirá de nada. ¿Cómo escoger? Fácil:
- Entremos en su web y miremos qué libros publica, qué tipo de autores, géneros…
- Vayamos a una librería y pasemos un rato en la sección donde se hallaría nuestro libro. Miremos qué sellos editoriales hay, si realmente nuestro libro encajaría…
- Llamemos y preguntemos. El no ya lo tenemos.
Los concursos son una puerta al mundo editorial
Existe mucha controversia con este tema pero la realidad es que la mayoría de editoriales que convocan concursos acostumbran a leer todos los manuscritos que llegan. No siempre lo hacen los editores directamente, existen lectores editoriales (profesionales de análisis de manuscritos) que hacen informes. Si éste es favorable, y a pesar de que no gane, puede que la editorial llegue a valorarlo. Así pues, ¿qué pierdes en enviarlo?
Freddy Quinde Iglesias - jueves, 26 de mayo de 2016
Muy buen comentario, me ha sido de gran ayuda.