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Publicar en tiempos de cólera

Publicar en tiempos de cólera

Existen diferencias. Obvio. Pero algunas que deberían ser básicas para ese tipo de seres que nos autollamamos escritores y escritoras no lo son. Escribir es un arte, una acción que se asemeja en cualquier cultura u idioma. Pero publicar un libro es un viaje que es y será diferente para cada una de las personas que lo intente.

Ahí está la diferencia. No es lo mismo escribir para publicar una novela o empezar una carrera literaria que crear historias por ocio o disfrute o con la noble intención de conocerse un poco más. Si no somos sinceros con el motivo por el que escribimos, podemos llegar a frustrarnos y, como no, sentir cólera, enfada, hastío… los primeros pasos para un bloqueo de manual.

Ejemplifiquemos lo que acabamos de contar. Todo empieza con uno de los mayores enemigos de la literatura: la negación. Escribo y con cada una de las historias que plasmo me expongo, muestro mi talento y mi valía. Algunos escritores camuflan sus ansias de publicar bajo el velo de negación: “no, yo no escribo para hacerme famoso, escribo para pasar un buen rato”, pero en el fondo lo que anhelan es ver su libro en las librerías. Bien, el primer paso para seguir adelante es aceptar que quiero publicar mi libro. Aceptemos esa sana y linda ambición que a veces nos avergüenza. Superemos nuestros miedos, dejemos de vivir en el “y si” literario y pongamos remedio.

Cierto es que superada esa barrera inicial llegamos a una de las cruzadas más complejas de la vida moderna: que nuestro libro llegue a publicarse. En este blog y en cualquier otro que halléis por la red encontraréis una tesis parecida: que no es sencillo, que por suerte hoy en día existen muchas personas que escriben pero no suficientes editoriales para que todas puedan ser aceptadas, que es un sector en crisis y que los editores arriesgan poco.

A pesar de esas advertencias y de las pocas personas a las que has consultado, empiezas a enviar tus manuscritos a las editoriales y te comentan que pasarán entre 3 y 6 meses antes de que puedan darte una respuesta. Ese período se agota y llega la respuesta: tu historia es muy interesante pero no encaja en nuestro sello. La cólera aumenta y aumenta. Primero tuviste que aceptar que escribías para publicar y ser valiente. Luego te sumergiste en el mundo de las editoriales y, sin entender muy bien por qué, tuviste que ser tu propio agente. Y ahora te rechazan después de todo el esfuerzo y tiempo dedicado, te dicen que no. Es cierto, te queda la autopublicación. Pero tú quieres que te publiquen, no convertirte en una editorial.

 

 

 

 

Hacemos un inciso para comentarte que desde megustaescribir te recomendamos que no descartes la autopublicación. Obvio que tenemos un sello propio y que nuestro discurso no podría ser otro, pero estamos hablando de una opción con mucho más futuro que algunas editoriales actuales. Así que antes de descartar, infórmate bien. Muchos autores consideran que vale la pena.

Seguimos con nuestra tesis. Acumulas cólera y cólera y eso afecta a tu escritura (dejas de escribir, llega el bloqueo), a tu autoestima (sientes que no sirves para esto), incluso a tu lectura (le coges miedo a leer). ¿Qué hacer? ¿Cómo salir de ese bache?

Lo primero es respirar hondo. Lo segundo, relajar tus expectativas. Solo existe un Follet o u Patricio Pron. Sea cuál sea la forma que decidas, debes pensar que esto es una carrera de fondo. A veces hay que tomarse unas vacaciones de “intentar ser escritor” para retomar fuerzas y seguir. No existen maneras o caminos estándar para llegar a publicar. No pienses que si haces A o B llegarás a las librerías. De cada autor con el que hables sacarás un camino diferente, una manera distinta y un consejo que no te esperabas. Si bien deberíamos dedicarnos solo a escribir, el mundo funciona como funciona. Hay que aprender a moverse, abrir la mente y no descartar ningún camino. Y, sobre todo, alejar la cólera de nuestra vida y convertirla en admiración. Admiremos a aquellos que lo consiguen, no nos enfademos con ellos, aprendamos, sigamos. Al final, no hay que perder de vista aquello que nos mueve: el amor por escribir y leer, es decir, por la literatura.

Las opiniones de la comunidad (3)

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  • Jorge Ricaldoni

    Jorge Ricaldoni - martes, 26 de julio de 2016

    Yo, en cambio recomendaría la técnica de la espiral. Persistir, corregir, perfeccionarse, leer mucho, buscar temas interesantes que no sean la exteriorización de una sesión de terapia, ni uno de nuestros sueños o pesadillas. De todas formas, querramos o no, seremos autorreferentes. Borges estaba obsesionado con su cruel ceguera. ¿Cómo no estarlo? También lo obsesionaba la muerte. ¡Caramba! ¿Qué filósofo, intelectual o escritor no lo está? La cuestión es ser universales en el tema, pero que no intentemos abarcar el universo cuando lo hagamos. ¿Les dije que hay que ser creativo? Pues si no se te ocurre cómo terminar un cuento, mejor ni lo empieces. La próxima vez empieza desde el final y crea la trama que deberá explotar en la imaginación del lector. Y otros consejos más, no te rindas, lee y aprende de las críticas (son importantísimas, diría que lo más importante y de donde más se aprende), no te olvides de agradecer, porque alguien se tomo el tiempo de leer tu obra y criticarla, no te molestes, porque hasta la que te parezca más malévola, te enseñará algo. Disfruta de la escritura y si los tienes, dale libertad a tus personajes que ellos sabrán muy bien lo que deben hacer. ¡Me olvidaba! ¿Cuál es la técnica en espiral? Girar alrededor de un objetivo y en cada vuelta acercarse un poco más.

  • Anya Nicolaieska

    RE:

    Anya Nicolaieska - viernes, 21 de agosto de 2020

    Precioso consejo! Gracias por lo del espiral, Trataré de mantenerlo muy presente.

  • mariano leal mendoza

    mariano leal mendoza - jueves, 19 de octubre de 2017

    Pienso que no es fácil si no laborioso el dejar de pensar para materializar, es querer compartir lo que pienso, deseo y sin miedos embarcarte en la aventura de escribir, fluyendo y siempre esperando dar lo mejor de ti. Y con los consejos y ayudas como las que ustedes proporcionan es más sencillo, atreverse, gracias.