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Hemos hablado sobre los diferentes métodos para publicar. De hecho, hemos dedicado muchos artículos a la publicación tradicional y a dar pistas sobre cómo conseguir que una editorial se fije en nuestro libro. Por supuesto, al tener nosotros un sello de autopublicación, dentro de este método, hemos puesto el acento en lo que llamaríamos la autopublicación asistida, o sea, pagar a un sello por publicar mientras éste se ocupa de todo el proceso bajo la supervisión del autor. Vamos a hablar hoy de otra modalidad: la verdadera autopublicación o cuando el autor hace o contrata todo.

¿Por dónde se empieza?

Obvio, antes de nada, necesitamos un manuscrito, una obra acabada que sea carne de publicación. ¿Y entonces? Muchos podemos estar 100% seguros de nuestros textos y obras, pero los editores existen por un motivo: tienen el conocimiento de lo que funciona y lo que no y, a parte, siempre es bueno tener una visión externa de cualquier obra. Por ello, un primer paso consiste en contratar los servicios de un editor freelance. Ojo, asegurémonos de que tiene experiencia y que domina o conoce el tipo de novela que tenemos entre manos.

Una vez tenemos la historia pulida, llega el turno de los correctores. Al margen de las faltas, gazapos o frases que no se entienden y que no podemos evitar por mucho que repasemos (llegados a un punto el ojo humano no detecta los errores), los correctores nos ajustan los signos de puntuación y otros elementos de la lengua al estilo y la norma actual.

Perfecto, ya tenemos el manuscrito impoluto, ¿y ahora?

Convertir el manuscrito en un libro

Debemos maquetar el libro. Para ello, por supuesto, debemos encontrar a un maquetador que nos prepare las páginas para la buena lectura del mismo. Además, hay que preparar la portada y toda la imagen del libro con un diseñador. Muchas veces, ambas cosas nos las podrá hacer la misma persona. Otras, depende del nivel de detalle y de los conceptos que tengamos entre manos, deberán ser dos profesionales.

La portada nos lleva al marketing. La portada forma parte del mismo… ¿podemos dar a conocer el libro por nosotros mismos? ¿Necesitamos una persona que nos haga una campaña? Otro profesional que se suma al proyecto.

Y, claro, con todo eso cerrado, debemos encontrar un impresor que nos haga las copias que estimamos vender y una distribuidora que no solo nos permita la opción de tener presencia en las librerías, sino que convenza al librero de que nuestra novela debe estar por un lado en la librería y, por el otro, en un lugar destacado.

Ventajas e inconvenientes

Las ventajas son claras: con esta opción controlamos todo el proceso de publicación y nos aseguramos de que todo sale como queremos. Además, podemos escoger a los profesionales con los que trabajaremos con el mismo objetivo, cosa que en una editorial tradicional o en una plataforma de autopublicación asistida no puedes.

Pero no todo es bonito. Por un lado, es mucho más caro que la autopublicación asistida. Al tener que contratar profesionales que te hagan todo por separado, sale mucho más caro. Además, requiere un gran conocimiento del método de publicación: si no sabes negociar con una distribuidora o si ni siquiera sabes lo que es, puede complicar el proceso.